miércoles, 17 de abril de 2013

Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no pasará hambre.


Con motivo a la persecución y el peligro de correr la misma muerte del Señor en tan poco tiempo, no era por demás que sintieran el deseo de sobrevivir, pero no falto quienes alentados por el Espíritu Santo, desearan proclamar a Cristo como lo hizo Esteban y Felipe. Lógicamente dirigidos por Pedro. Para nosotros los cristianos debemos estar plenamente convencidos de la fe en Cristo para ir a anunciarlo donde hayan quienes quieran oír la buena nueva; y la fe no puede quedarse en palabras sino que debe manifestarse en la obra por amor a imitación del Señor; así lo podrán contemplar desde nuestra vida.

Muchos creen que hay un Dios, un poco menos le creen a Dios, y muy pocos le obedecen a Dios. No Basta con recibir los bienes materiales, faltaría la vida; no es suficiente oír su Palabra, sentir su presencia, recibir sus beneficios. Es primordial obedecerle y aceptarlo como Rey de nuestras vidas.

Jesús se presenta como el Pan de Vida. Sus palabras contienen tres misterios: - La fe en Jesucristo, que es «ir hacia Jesús» aceptando sus signos, sus palabras y obedecerlo. - La resurrección de los creyentes, que se inicia en esta vida por el bautismo, por la fe y por la obra y que se cumplirá plenamente al final.-El querer de nuestro Padre Dios, que todos los hombres podamos salvarnos, por medio de Jesucristo.

Pero muchas cosas en el mundo operan mal debido a que el hombre quiere ser dios sin Dios; incluso dentro del mismo conglomerado católico. Por el bautismo lo somos, por la tradición de familia pero vivimos una fe muerta, ponemos nuestro empeño en lo material y llegamos a ser prevenidos contra las cosas de Dios, no queremos creer ni obedecer a Dios, ay muchas cosas que las percibimos con nuestros sentidos que impiden que nuestro espíritu se fortalezca y que nuestra alama adquiera conocimiento y formación.

Debido a este mal funcionamiento Cristiano, el mundo anda mal, prevalece el individualismo y cada día los pobres son más pobres y los de clase media tienden a decaer y como resultado todos los bienes materiales, (o creado) está siendo poseído por unos pocos. De que nos sirve creernos cristianos y nos alimentamos del Pan de Cristo, si poco hacemos, poco denunciamos y poco participamos, nos está matando la indiferencia, el desagradecimiento, la falta de compromiso y la ignorancia. Total la misión de Jesucristo, su ejemplo y su mandato queda por nosotros falsificado. Estamos convirtiendo a Jesucristo en un simple ídolo sin vida. Bien nos lo decía “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.” De Palabra repetimos la doctrina y nuestros actos son conforme al materialismo y al impulso de nuestra sociedad. Estamos necesitados de la originalidad de Cristo, que la persona comulgue con el proyecto de Jesús y que él sea el pan de Vida.


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