sábado, 13 de abril de 2013

No teman, soy yo


«Los helenistas» se trataba de una comunidad muy compleja. La formaban dos grupos de diversa lengua, mentalidad, cultura y posición social. Al llegar a la solución pacífica con el nombramiento de los siete, todos elegidos para “servir a la mesa”, pero sus deberes no consistían exclusivamente en eso. Esteban y Felipe también se dedicaban al servicio del Mensaje. De hecho, vemos a Esteban, en pleno debate con los judíos y, más tarde, a Felipe proclamando a Cristo por los caminos del mundo. Hemos de entender que ambos ministerios, el de la palabra y el servicio a las viudas, iban juntos en la misma persona, tanto más que un cristiano no puede dejar de hablar de Cristo, cualquiera que sea su cargo en la comunidad; Una lección que tal vez tengamos que aprender hoy día. Aún más aun cuando nos damos cuenta que la humanidad tiene mayor necesidad de Dios que de alimentos, pues llenos de Dios obraríamos la caridad por amor.

Nuestro Señor Jesús nos da una lección importante, se aleja de la tentación, después de multiplicar el pan la gente quiere proclamarle como su rey terreno; él no busca la gloria humana, su Reino no es de este mundo. Busca la intimidad con el Padre y hace la obra en nosotros más que con palabras con sus obras y su vida misma. A nosotros como creyentes tampoco nos hace bien la vana gloria, como bien nos lo dice el Papa Francisco que el cristiano debe mantenerse siempre humilde y alejarse de la tentación del triunfalismo. “Que el Señor nos salve de las fantasías del triunfalismo, porque el triunfalismo no es cristiano, no es del Señor. El camino del Señor es el camino de cada día, en la presencia de Dios”. Para el hombre siempre habrá dificultades, mareas y tormentas, pero la misericordia de Dios se hace presente allí donde están sus hijos, para ponerlos en tierra firme para que hallemos nuestra seguridad en Nuestro Señor Jesús, quien nos llena de su paz. Todos podrán abandonarnos, sin embargo, Aquel que nos amó hasta dar la vida por nosotros, será nuestro acompañante, siempre estará en camino con nosotros.

Todos hemos escuchado el pasaje donde nuestro Señor camina sobre las aguas y nos habremos hecho algunos interrogantes. Él quiere demostrarnos su poder sobre su creación y nos está mostrando su señorío; al mismo tiempo que podemos ver una escenificación de su dominio sobre el Maligno, representado por la tempestad y el mar embravecido en la oscuridad. Y nos dice: «Soy Yo, no teman».


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