jueves, 25 de abril de 2013

Proclamad el Evangelio a toda la creación


Desde el principio ha querido Dios su eterna Gloria para su creatura hecha a su imagen y semejanza. Pero la soberbia y la acción del maligno impiden. Por eso ha tenido que venir Cristo a nuestro rescate y ya sabemos que el camino es El. Los que aceptamos el llamamiento de Dios a participar de su Vida y de su Gloria, no podemos inventarnos un camino al margen de Cristo. Es con su aceptación, bajo el sino de la humildad, que nos hace estar abiertos a la voluntad de Dios.

El sentido misionero que nos trae el pasaje de hoy a ejemplo de la incipiente comunidad que vemos reunida vive la alegría de la Resurrección – sin dejar de lado sus temores al peligro eminente. Pero viene a ellos la gracia, Jesús se aparece para reiterarles el encargo y misión de anunciar la Buena Noticia. A quienes acojan el mensaje y se bauticen les promete la salvación y les da el poder de hacer señales prodigiosas. Ahora bien el comportamiento misionero, el trabajo del discípulo no es porque lo encuentra en un texto literario ni porque así se lo dicte la conciencia para contrarrestar las corrientes en que se mueve el mundo. Es por la presencia viva, sin coacción, pero con autoridad de quien es digno y el dueño de todo.

Oremos hoy por la diversidad y sus conflictos, para poder ver en el otro el rostro de Cristo, con derechos y responsabilidades. Demos gracias a Dios que se ha manifestado en las conciencias de nuestros parlamentarios colombianos quienes votaron en contra del mal llamado matrimonio entre el mismo género. Pidamos a Dios por aquellos equivocados, que se conformen con la constitución como sociedad de hecho y no pretendan justificar su pecado con el logro de un estatus que ha dado Dios con fines procreativos, mediante la gracia.


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