viernes, 12 de abril de 2013

Distribuyó a los que estaban sentados, dándoles todo lo que quisieron


Cuando el hombre se enemista con Dios, sale perdiendo siempre. Razonamiento bien interpretado por Gamaliel. "No se metan con esos hombres y déjenlos en paz, porque si lo que ellos intentan hacer viene de los hombres, se destruirá por sí mismo, pero si verdaderamente viene de Dios, ustedes no podrán destruirlos y correrán el riesgo de embarcarse en una lucha contra Dios». Por tal motivo uno no puede estar fuera de la Iglesia de Pedro, es la que es dirigida por el Espíritu Santo. No digo que los hermanos separados se tengan que condenar, pues la misericordia del Señor es infinita. Sólo el amor será la fuente de criterio para discernir y distinguir las cosas que son de Dios y que provienen de Él. Y la obra que se haga debe contener el ingrediente del amor para que sea agradable a Dios.

Mucho puede deducirse del pasaje del Evangelio de hoy, sin embargo me parece oportuno hacer un paralelo entre lo acontecido con el alimento que Dios proporciono al pueblo elegido cuando caminaba por el desierto y lo hizo con el pan caído del cielo (Mana). Luego Jesús Bajado del cielo calma el hambre de sus seguidores como prefiguración del alimento espiritual para nosotros con el pan bajado del cielo que es el mismo Señor, que en forma invisible se hace alimento para nuestro trascurrir en pos de quien nos va conduciendo a la patria Eterna.

Este acontecimiento es signo de la Eucaristía, en aquella ocasión alcanzo el alimento para todos y hoy también Dios se hace alimento para quien quiera acogerlo. Jesús, en la Eucaristía, se convierte para nosotros en el Pan de Vida, partido y compartido para los hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares. Y su Iglesia aunque diezmada, perseguida y sufrida llegara al fin de los tiempos para posesionarse en el plan inical de Dios.

A la vez nos invita a compartir, la caridad se pone de manifiesto ante el necesitado. Por otra parte nos invita confiar y a tener fe en el Señor; es un mensaje de esperanza, no importa la falta de medios, de recursos, del lugar, allí están lo sobrenatural, lo que le parece imposible al hombre, pero que es posible para Dios.


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