martes, 8 de octubre de 2013

Si llevas cuentas de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?

Durante nuestra vida dejamos de cumplir objetivos por diluirnos en cosas, en preocupaciones; nuestra mente se va a lo menos importante y el objetivo principal queda para más tarde o quizás no se cumpla. De tal modo que en las cosas de Dios el amor, la obediencia y la fe no son escusas para desentendernos de nuestras realidades tampoco son elementos de poca importancia, como lo vive la mayoría de la humanidad; sino que debe ser el combustible capaz de producir fuerza para nuestro crecimiento espiritual empezando por nuestra conversión verdadera. En el caso de Jonás tenemos un ejemplo palpable de desobediencia – no le importó la suerte de todo un pueblo.
Falta de amor – el sentimiento intrínseco por la salvación de las almas habitantes de ese pueblo.
Falto de fe – como es que no creyó que lo que le decía Dios era de suma seriedad. Y por ello tuvo que pasar tragos no muy buenos. Muy diferente la actitud de nuestro Señor Jesús, quien asumió hasta las últimas consecuencias su misión, cumplió el objetivo – (cf. Mt.12, 41)  

Cuantas predicas dejan de cumplir su objetivo, por que la persona se deja llevar por imaginaciones que llevan a las personas a escuchar una simple charlatanería; por mala educación de los sentidos, resulta hablando de lo secundario y se queda lo principal sin darle el verdadero valor. Por su puesto esto lleva a los oyentes a que su mente divague en infinidad de cosas y no hallen la centralidad del mensaje que se quiere trasmitir.  Hoy nuestro Señor Jesús, quiere darnos un ejemplo, si al Señor Maestro de maestros, se le escapo Marta en pensamientos y preocupaciones, cuanto más será para los oyentes de cualquier reunión donde se quiere habar de Dios.  Los afanes y las preocupaciones son cargas por falta de libertad y de la paz donada. El alma que no está centrada en Dios, se dispersa; y una voz interior le musita no sea santo.


La actitud de Marta sigue siendo actual en nosotros, no podemos entender muchas cosas porque estábamos desinteresados de lo principal y preocupados por cosas secundarias, luego vienen reacciones que en muchos casos no son del todo buenas. San Pablo nos dice en otro momento: “presumiendo de sabios se hicieron necios” (Rom 1:22)  Por deficiencia en la formación nos formamos criterios, que aunque en muchos casos equivocados, los defendemos y queremos imponerlos. Nuestro Señor Jesús con razón da gracias al Padre cuando dice: “te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla” (Mat 11:25). Pidamos al Espíritu Santo por nuestra formación para que no perdamos ni nos quiten «La mejor parte».


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