miércoles, 23 de octubre de 2013

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.


Al leer el Evangelio ya no hay dudas, las dudas quedaron iluminadas por nuestro Señor Jesús, si hay dudas y aun no comprendemos es por falta de la gracia, y si no poseemos la gracia es por falta de méritos, al no poseer el merecimiento es por falta de conversión, de entrega, de renuncia, de fidelidad, de diligencia, de obediencia, de permanecer y perseverar. “estad preparados

¿A quién aplica? A todo administrador, que lo somos todos, tenemos la responsabilidad de administrar todos nuestros sentidos y todos nuestros talentos que Dios no ha conferido, mediante la gracia providente para ser buenos administradores para el servicio por amor. «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Quien se vigila asimismo y sirve a los demás.

Muchos no entendemos aun como Pedro en su momento, pero lo peor es quedarnos sin querer comprenderlo sin preguntarle al Señor las propias dudas. Ese estado de soberbia no nos deja crecer espiritualmente, crecemos en años, y en otras cosas pero dejamos lo importante sin claridad. Por eso somos infieles, por eso no podemos vigilar nuestro propio ser.

También aplica a quienes asumimos responsabilidades frente a otros y del medio en que nos movemos, como padres de familia, educadores, empleadores, gobernantes, jefes de cualquier tipo de comunidad. Porque el Señor nos dio este mundo para que lo administráramos y lo cuidáramos; y ahí está contenido en primer lugar el hombre que necesita ser servido y servir por amor. “A quien mucho se le dio, mucho se le pedirá”. Un ejemplo, con el simple acto de tirar una bolsa plástica, afecta el medio y a personas a lo largo del tiempo en que dure el plástico en descomponerse. Otro, la simple omisión por no corregir al niño, éste sufre y hace sufrir, causa daño no solo al medio sino a las personas por toda la vida de éste.

Aplica en el campo espiritual, al apostolado asumido desde el bautismo, “Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, sanad a los leprosos, expulsad los demonios. Gratuitamente lo recibisteis, dadlo gratuitamente.” (Mat 10:8) si cuando venga el Señor, esteremos haciendo la tarea de servicio con lealtad? “Señor, dame esta fe que ve con claridad, y entonces mi tarea jamás será monótona, siempre me brotará la alegría cuando me preste a los caprichos y responda a los deseos de todos los pobres que sufren…” (B.Teresa de Calcuta).

Es fácil leer el Evangelio que es la Palabra de Dios que nos habla hoy a cada uno de manera personal; nos dice que debemos hacer y que no, nos enseña como lo debemos hacer y como lo podemos evitar, que es la muerte y que es lo que lleva a la vida, quien es el que tiene la verdad y quien es el autor del engaño y la mentira. Sin embargo el hombre mantiene envilecido y engordado por la soberbia que le impide escuchar y entender a Dios dueño de todo y el dador de la vida. El "relajamiento" del cristiano le hace sentir autojustificado (santo) pero yo considero que estamos mal, que somos administradores infieles.


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