viernes, 4 de octubre de 2013

Quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado


Nuestra iglesia, conmemora hoy a san Francisco de Asís. Personaje, por gracia de Dios, universal y representativo signo del despojamiento de cosas y la sencillez, no solo para los creyentes sino para todo el mundo. Francisco fue más que pequeño; ¡quiso ser menor!, siempre menos que… contradictorio a nuestro mundo actual, embelecado por el materialismo, sin Dios, ni para Dios. Cuentan de Francisco, que allá por el año 1208, recién terminada la reparación de la iglesia de San Damián, solía vestir con túnica, sandalias, cinturón de cuero y bastón; usaba alforja y recibía limosnas, hasta que un día, en misa, oyó el pasaje evangélico de hoy y exclamó: "Eso es lo que buscaba, y lo que quiero practicar con todo mi corazón".

Nos dice el Beato Juan Pablo II: “Nuestro tiempo es dramático y al mismo tiempo fascinador. Mientras por un lado los hombres dan la impresión de ir detrás de la prosperidad material y de sumergirse cada vez más en el materialismo consumista, por otro, manifiestan la angustiosa búsqueda de sentido, la necesidad de interioridad, el deseo de aprender nuevas formas y modos de concentración y de oración. No sólo en las culturas impregnadas de religiosidad, sino también en las sociedades secularizadas, se busca la dimensión espiritual de la vida como antídoto a la deshumanización… La Iglesia tiene un inmenso patrimonio espiritual para ofrecer a la humanidad: en Cristo, que se proclama” «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6).

Para nosotros no es fácil sentir y decir con la vida que “el Reino de Dios está cerca” – frente a las culturas en que nos movemos; comportarnos como corderos en medio de lobos, y aun así, desnudos, desposeídos, sin nada; sin querer imponer nuestro crédito, nuestro interés, nuestra fama. Que difícil ser siempre menores, que lejos de alcanzar la humildad y la sencillez, diciendo con la vida: qué cerca está el Reino de Dios!

Nuestro Señor Jesús nos habla sobre un juicio, concepto definido para dos pueblos, que expresa más sufrimiento que condena. Pero resulta que Dios debido al respeto, habla una sola vez, de tal manera que pensemos ¿cómo anda nuestro pueblo, nuestra nación, nuestro mundo?

“Quien a vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os rechaza a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado” traduce conversión y trabajar para Dios. Es posible cuando tomamos conciencia, nos convencemos y nos encaminamos con decisión. De lo contrario seguiremos trabajando para el opositor, seductor y mentiroso. -!Ave María Purísima!


No hay comentarios:

Publicar un comentario