lunes, 21 de octubre de 2013

Cuídense de cualquier codicia


El personaje del Evangelio estaba dolido con su hermano por causa de la avaricia de uno y del deseo de poseer del otro, cada cual auto justificando sus actitudes. Lo cual no es ajeno a nuestro tiempo, cuánta calamidad entre las personas que se quieren y por la ambición y que además se disimula cuando llega la hora de “repartir la herencias”! Hasta los sentimientos más altruistas se envilecer por el pecado del poseer; pensando que el otro no lo merece, y que la seguridad está en lo temporal. Nuestro Señor Jesús explica repetidamente que, el dinero y las posesiones materiales no proporcionan al ser humano la verdadera vida, seguridad y felicidad; más aún, pueden constituir un gran obstáculo para alcanzarla. “guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»

La verdadera vida, seguridad y felicidad está en Dios. Lo que ocurre en nosotros es que no tenemos fe, no confiamos, no vivimos la esperanza en Dios, sabemos que existe pero que es un ser indiferente con nosotros y nuestros aconteceres. Es mas solo le pedimos cosas materiales como nuestra seguridad, por simpatía del medio en que nos movemos, pero lo pedimos sin fe. Y quizás haya una razón, es que para poder pedir a Dios se requieren unas condiciones las cuales no las reunimos. Hoy san Pablo hace referencia Abrahán, de quien podemos aprender, quien por su fe nuestro Dios pudo cumplir sus promesas en él. Para nosotros hay muchas promesas pero nos faltan requisitos para que Dios las pueda depositar en nosotros; Dios quiere para el creyente una vida humana digna, en paz y en armonía con toda su creación.

El ser humano se preocupa por la acumulación de todo tipo de cosas como incremento de su valor social. Ha llegado, incluso, a construir grandes sistemas doctrinales para justificar algo que es totalmente absurdo en el orden racional y de sentido común. Por tratar de salirle al paso al individualismo salvaje, a la indiferencia, la deshumanización, a la envidia, (…) y todo lo que es pecado. El hombre se aleja de la fe, de la esperanza y la caridad, de lo que lleva a la trascendencia divina a la cual estamos llamados. Jesús es muy claro en esto de acumular lo material sin saber para quien, mientras hay muchos que lo necesitan en el momento. La verdadera riqueza es la que se construye con Dios.


No hay comentarios:

Publicar un comentario