miércoles, 16 de octubre de 2013

¡Ay de vosotros también, sin caminos de conversión!


San Pablo habla que no hay diferencias entre personas ante Dios, eso es verdad. Pero acoge como amigos a quienes de corazón siguen sus pasos. Dios no quita su amor a nadie; nosotros nos apartamos de Él, de manera que la clave está en el cómo actuamos. Con sus reproches el Señor quiere darnos una lección para la vida, y para lo que nos espera cuando hacemos la voluntad de Dios. Si resistimos al mal y hacemos el bien con obediencia, con fe y con amor, vendrán para nosotros las bienaventuranzas. Pero si en nosotros permanece la costra de la soberbia, que algunos casos se vuelve hasta difícil de identificarla, vendrán las ‘malaventuranzas’ “Pero ¡pobres de ustedes, los ricos, porque tienen ya su consuelo! - ¡Pobres de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque después tendrán hambre! - ¡Pobres de ustedes los que ahora ríen, porque van a llorar de pena! - ¡Pobres de ustedes cuando todos hablen bien de ustedes, porque de esa misma manera trataron a los falsos profetas en tiempos de sus antepasados!” (Lc. 6, 24-26)

“Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba” (Sir. 2,1). Si queremos seguir los pasos del Señor, preparémonos para las pruebas, debemos estar listos para soportar contradicciones. La verdadera confianza en Dios se demuestra cuando las cosas rivalizan; la doctrina de Dios choca con los criterios de la gente falta de conversión que lleva a la humildad. La obediencia, la fe y el amor son cualidades básicas del creyente. Pero estas virtudes no son solo palabas que, además, son muy comunes en nuestro medio, es la definición del sentido y la manera de nuestras acciones.

El diablo no se opone a que la persona de limosnas, como auto justificación de la conciencia. Pero el seguimiento del Señor no puede estar acompañado de la idolatría, a la que nos lleva el poder, el tener y la fama. Y esto es lo que agrosso modo la gente quiere obtener como propuesta del maligno. Causando injusticia, exclusiones y menosprecio y sin darnos cuenta que esto es lo que está llevando al hombre a su autodestrucción en todo sentido.


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