miércoles, 6 de febrero de 2013

No pudo hacer allí ningún milagro


Los hermanos de Jesús son sus parientes y sus más allegados de Nazaret. Lo ven y no lo creen. Lo escucha se admiran pero sus oídos están sordos, sus sentidos están paralizados para captar la sabiduría divina; se asombran de su aptitud como maestro, de que esté rodeado de discípulos y de que atraiga las muchedumbres, cuando algunos meses antes era un perfecto desconocido para muchos y para otros simplemente un carpintero...”artesano” de quien no se notaba nada ni se le había visto hacer nada sobresaliente que pudiera augurar dotes capaces de llevar a cabo la misión emprendida. Pero la ciencia divina pertenece a Dios. Él conoce todo a la vez, en un instante único que no pasa y que llamamos eternidad. Los hombres en cambio pensamos con ideas y el pensamiento se va desarrollando con el tiempo. La ciencia de Dios no cabe en un hombre.

«Vuestra vocación humana es parte, y parte importante, de vuestra vocación divina. Esta es la razón por la cual os tenéis que santificar, contribuyendo al mismo tiempo a la santificación de los demás, de vuestros iguales, precisamente santificando vuestro trabajo y vuestro ambiente: esa profesión u oficio que llena vuestros días, que da fisonomía peculiar a vuestra personalidad humana, que es vuestra manera de estar en el mundo» (S. Josemaría Escrivá, Hom. 1. 46).

“Se sorprende de su falta de fe”. El Padre ha enviado al Verbo para manifestarle al mundo. Este Verbo fue despreciado por los suyos; pero por la predicación de los apóstoles las naciones paganas creyeron en él, El existía desde el principio (Jn 1,1), y se ha manifestado en una época concreta. Aunque sea antiguo, renace siempre nuevo en los corazones en rectiud. Es proclamado Hijo en un eterno hoy (Sal. 2,7)

Acaba el pasaje del Evangelio diciendo que Jesús «no podía hacer allí ningún milagro (...). “Y se extraño de su falta de fe». También hoy el Señor nos pide más fe en Él para que nos dispongamos a escucharle, a creerle, a dejarnos amar por El, para que realice cosas que superan nuestras posibilidades humanas. Los milagros manifiestan el poder de Dios y la necesidad que tenemos de Él en nuestra vida de cada día.


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