sábado, 9 de febrero de 2013

Eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.


San Pablo en su carta nos exhorta a vivir el mandamiento del amor que nos mueve a presentar algo como sagrado o a consagrarlo para Dios, con gratitud por todo lo dispuesto por él para nuestro bien. Y en el relato del Evangelio, nuestro Señor Jesús quería un poco de descanso para sus servidores, pero ocurre una paradoja, hay que continuar dl ministerio. Para nosotros la tregua seria para los afanes de este mundo. Si aceptamos esta propuesta, es garantía de que este día va a resultar mucho mejor que otros.

Ovejas sin pastor. (Núm 27,17; Is 40,11; Za 11,4-17). Se trata, al igual que hoy, de personas que no han encontrado todavía la comunidad verdadera y Jesús tiene lástima de ellas. El profeta Ezequiel en el capítulo 34; reprochaba a los responsables de Israel que se comportasen como malos pastores; también esta amonestación es actual para cada uno de nosotros los integrantes del pueblo de Dios; podría reprocharnos por no ser pastores ni profetas en medio de nuestro mundo, tan necesitado de Dios. ¿Por qué somos tan tímidos para proponer a “los que están fuera” de la luz de la fe que hemos recibido gratuitamente, y para permitirles que descubran en comunidad esta riqueza? ¿Porque tan desagradecidos con quien es dueño de todo y nos ha dado todo lo que tenemos?

Nosotros tenemos a disposición siempre una escusa precisa con tal de no inmiscuirnos en las cosas de Dios. “Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.” ¡En el plan de Dios hay un lugar para el descanso!. Nuestra existencia, debe descansar en Dios. «Nos has creado para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en ti».(San Agustín) El reposo de Dios es creativo; no “anestésico”: toparse con su amor centra nuestro corazón y nuestros pensamientos.

La intención era tener un receso y poco de descanso sin embargo Jesús se puso a enseñarles largamente, a pesar de sus extenuantes jornadas en su ministerio, no les quedaba tiempo para comer. Era prioritario dar el mensaje de salvación para todos, penetraba en las conciencias y mostraba a cada uno dónde estaba su verdadero problema; les conducía a la superación por medio de un ambiente de conversión, con signos de confianza, de esperanza y trascendencia.

Si vemos a Dios por lo que es El, recocerle su grandeza, su poder y su voluntad, es apenas lo mínimo que podemos hacer, pero sin interrupciones. Es con el testimonio, con palabras, con obras en los demás a imitación del Señor. Sabiéndonos necesitados y viendo la necesidad de Dios en los demás; viendo el mandamiento del amor, porque la gente anda como “ovejas sin pastor”. Existe por don, una misericordia terrena y humana, otra celestial y divina. Nosotros ponemos lo humano y Dios pone la gracia, el llega al fondo del alama y hace la obra para perfeccionarla. “Reconforta mi alma, me conduce por sendas rectas por honor de su Nombre."


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