jueves, 14 de febrero de 2013

Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor


La lectura del Deuteronomio expresa “delante de ti” contraponiendo vida y muerte, bien y mal, bendición y maldición, como propuesta a nuestra libre elección, Cielo y tierra son testigos; nos muestra dos caminos, tomar por amor la cruz para hacer vida en nuestras vidas a Cristo que nos participa de su ser viviente y que hace vivir, que nos enaltece, nos libera para gozar de su paz. O la soberbia que nos aparta de Dios y nos infla para ocupar más espacio físico, que nos ata y proporciona intranquilidad y sordidez; se da cuando nos dejamos llevar del pecado; de los vicios; de los afanes por lo material, que implica cálculo y mezquindad, soledad, vía al fracaso,(…) «Todo es lícito». Pero no todo conviene. «Todo es lícito». Pero no todo edifica” (1Co 10:23) 

"Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor” Aquel que ha reconocido quien es Dios, quien nos invita a cargar la cruz para elevarnos, no como castigo, sino como la mejor opción de vida de cada día, adheridos a Cristo. Esto es comenzar a vivir la cuaresma. Aunque parezca fácil, debemos ver con responsabilidad las implicaciones que contiene; asumida desde la corrección para alcanzar crecimiento para configurarnos con Cristo. Reconocer que somos débiles y que no lo logramos por nuestras propias fuerzas sino que requerimos de la ayuda de Dios por medio de su gracia. No es fácil abandonar la vía por donde estamos transitando y optar por el camino correcto; precisamente porque el medio en que vivimos nos propone lo contrario; nos quiere hacer ver que esta propuesta ya no es de actualidad, nos quiere quitar la esperanza y la confianza en Dios.

La conversión es un proceso que dura toda la vida (Cf.Ap:2,11) y consiste esencialmente en dar muerte al hombre viejo que llevamos dentro y hacer que crezca en nosotros el hombre nuevo (Cf.Ef.4,22-24). Jesús lo expresa con el símil del grano de trigo que muere de manera fecunda para producir la espiga. (Cf.Jn.12, 24-26). De tal manera que el Señor nos propone en esta cuaresma el camino por el cual nos conducirá en rectitud iluminados con su luz para no andar en tinieblas; negarnos a nosotros mismos y ganar la vida, tomar la cruz y caminar detrás de Jesús, adheridos por amor y obediencia. "El que pierda su vida por mi causa la salvará" Nuestro Señor Jesús anuncia la necesidad de su pasión. El Maestro nos indica claramente qué camino debemos seguir, es el camino de la abnegación cotidiana, superando el miedo a la ignominia, al sufrimiento y a la muerte. Y lo característico de esta muerte concreta (su cruz, aceptada y llevada “cada día”) es conducirnos a la verdadera vida. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo? Nos insta a abandonar las ilusiones, teniendo en cuenta que esta perspectiva por amor, anexa conversión y sacrificio. Pero queda clara la meta, la resurrección, salvar la vida para una vida en plenitud. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario