lunes, 4 de febrero de 2013

Anúnciales todo lo que el Señor ha hecho por ti


Nos encontramos en Decápolis, una provincia habitada por paganos de origen griego y sirio. Que los romanos habían creado especialmente para asegurar la paz de sus habitantes.
Vuelve a tu casa, junto a los tuyos y anúnciales todo lo que el Señor ha hecho por ti” Es decir da testimonio de todo lo que te ha acontecido. Este suceso tuvo lugar en un territorio donde habitaban los que no eran israelitas y se les tachaba de paganos. Miremos que ha hecho el Señor: sabe a dónde ir, va donde hay quien esta esclavizado por el demonio, lo libera y sana, le devuelve la dignidad para volver donde su familia. Quiere liberar a los demás, pero estos en vez de acogerlo ponen su sentimiento en lo material, en los cerdos, y despachan a quien es dueño de todo; el pecado no les permite reconocer quien es Dios. No obstante de haber sido liberado este poseso, en vez de integrarlo a su comitiva más bien lo envía a dar testimonio, aquel hombre curado debe anunciar en esa región que la «misericordia» del Señor también les alcanza a los que allí habitan; allí donde no es bien recibido. Es un apostolado diferente, por su condición no iba ser bien mirado por sus acompañantes y allí quedaba mucho por hacer.

Dios se vale de quien quiere, cuando quiere y donde quiere. Cuando deseamos seguir a Jesús a nuestra manera, El sabe y quiere que sirvamos, que en medio de nuestro ambiente y trabajo demos testimonio. El sabe donde nos necesita. En efecto, su mirada va mucho más lejos que la nuestra; y quiere no tan sólo nuestro bien sino el de todos... La verdadera perfección es hacer la voluntad de Dios.

Nosotros tenemos muchas veces este peligro de aferrarnos a aquello que consideramos nuestro, y desesperarnos cuando perdemos aquello que sólo es material. En cambio, muy pocos se desesperan viendo el hambre o la precariedad de tantos seres humanos, algunos de los cuales viven a nuestro lado. Es difícil ver las prioridades a la manera de Dios. Jesús siempre puso por delante a las personas, incluso antes que las leyes y los poderosos de su tiempo. Pero nosotros, en la mayoría de veces, pensamos sólo en nosotros mismos y en lo que creemos que es mejor para nuestro ego. Por nuestra ignorancia vivimos en la soberbia, incluso nos volvemos violentos. Es el amor lo que da precio a todas nuestras obras; no es por la grandeza y multiplicidad de nuestras obras por lo que agradamos a Dios, sino por el amor con que las hacemos.” San Francisco de Sales.

Intenciones del Santo Padre para el Mes de febrero:
Intención General: Para que las familias de migrantes, en particular las madres, sean sostenidas y acompañadas en sus dificultades
Intención Misional: Para que las poblaciones que experimentan las guerras y conflictos puedan ser protagonistas de la construcción de un porvenir de paz.


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