miércoles, 28 de noviembre de 2012

Todos les odiarán a causa de mi nombre, pero no se perderá ni un cabello de su cabeza


Mientras los elegidos cantan, el mundo debe prepararse para recibir el pago de sus injusticias.
Nuestro Señor Jesús pone sobre la palestra situaciones que debían y deben acontecer a manera de prefiguración y para dar ejemplo, para que sirva de referente frente a los acontecimientos por venir. Siempre ha sido así y lo será hasta el fin del mal y a partir de ahí será algo completamente distinto, en paz y alegría, sin sobre saltos.

El verdadero signo, el que importa en el plan de Dios, es el conocimiento y la disposición por amor como buenos discípulos para proclamar el Evangelio al mundo entero, (He 13,47). La siguiente prioridad es que nos preparemos para no dar crédito a las falsas alarmas de charlatanes o falsos mesías, y para soportar la violencia y la persecución por parte de los enemigos del Evangelio del reino; así lograremos la oportunidad magnífica de dar testimonio, sin prejuicios, sin miedo, aunque parezca injusto o una derrota “Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.

Se vislumbra lo justo y la cruz de acuerdo al juicio de Dios, que es por la entrega, el esfuerzo y las pruebas como se alcanza la recompensa del cielo. “Los que compiten se abstienen de todo; y ellos para alcanzar una corona corruptible; nosotros, en cambio, una incorruptible.” (cf 1Co 9,25). - “Al que venza le concederé sentarse conmigo en mi trono, igual que yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono" (Ap 3,21).

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas” Sentencia incisiva de nuestro Señor Jesús, la perseverancia requiere de la fortaleza pedida y donada, es lo que nos habilita suficientemente para sobrellevar con alegría las contradicciones. La perseverancia dispensa libertad al ceder la posesión de sí mismo mediante el amor. Con la perseverancia en dejarnos amar por Dios para poder cumplir el mandato divino “que os améis unos a otros” (Jn. 13:34); pero como vemos no leemos ni escuchamos bien, porque lo que se encarno y se aplica es – armaos unos contra otros.


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