martes, 13 de noviembre de 2012

Somos unos pobres siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer


Se nos recuerda las obligaciones y responsabilidades según cada situación en la vida. Si bien es cierto que la condición de esclavitud fue repudiada y erradicada, también es cierto que la mayoría de la gente de hoy hace menos de lo que le pagan por hacer. La falta de profesionalismo y buena voluntad hace que la labor no sea bien hecha. La falta de honestidad hace que seamos injustos. Motivados sólo por estímulos externos y no valorar la exaltación interior propia, como motor de la acción, nos lleva a la soberbia. Todos somos responsables de todos, de una forma y de otra todos debemos hacer el bien, todos debemos hacer buen uso de todo, dejarlo en su lugar y de la mejor manera. Para lograr una sociedad equilibrada, justa y fraterna; en ejercicio de los derechos y los deberes, con el rechazo de una vida sin Dios. Como resultado debe producir bondad y reconciliación que sacara a los hombres del egoísmo que los paraliza.

En el campo espiritual «Somos unos siervos inútiles; no hemos hecho más que lo que teníamos que hacer». Si lo leemos a la ligera pudiéramos pensar que el Señor nos esta recriminando o desanimando. Por el contrario nos quiere destapar de la ceguera y sordera, nos quiere levantar de nuestro apoltronamiento, nos quiere animar a formarnos para que podamos ser sus servidores con fidelidad, que será posible desde la fe, con alegría y porque todo cuanto tenemos y somos es un don de Dios. Teniendo en cuenta que nadie está exento de desviarse para asumir actitudes contrarias a los valores del reino. Y precisamente eso ocasiona escándalo y desánimo en unos; escepticismo y rechazo a esta nueva realidad, en otros. Pero también recordemos que esta a nuestro alcance la corrección, el arrepentimiento y el perdón.

¿Es que tiene que agradecerle al siervo el que haya hecho lo que se le había mandado? Nos dice el Señor que debemos ser más responsables, si decimos, hacemos, si ayudamos, si nos sacrificamos por los demás, son actitudes propias con calificativo de deber, no para buscar una recompensa para beneficio particular, seria hacerle caso al criterio mercantilista. Sino que es a la manera de Cristo una obra constructora del Reino de Dios. La unión y comunión del servidor con Jesús es indispensable para poder dar fruto. Mas adelante vemos como el Maestro quiere acercarnos mas “Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; a vosotros, en cambio, os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he hecho conocer” (Jn.15,15). Todos somos necesitados de una formación para llegar a la rectitud a fin de pertenecer a ese Reino tan anhelado.

Antes de la venida del Señor, los hombres buscaban la gloria en sí mismos. Ha venido como hombre para reducir la gloria terrena y aumentar la gloria de Dios. Ha venido sin pecado y nos ha encontrado a todos hundidos en el pecado. Si el Señor ha venido para perdonar los pecados, quiere poner de manifiesto que Dios es magnánimo; toca pues al hombre reconocer esta magnanimidad. Porque la humildad del hombre consiste en su gratitud y la grandeza de Dios se manifiesta en su misericordia” San Agustín.


No hay comentarios:

Publicar un comentario