jueves, 8 de noviembre de 2012

Habrá en el cielo mayor alegría por un pecador que se convierta


El rescate de un alma es motivo de fiesta en y para la gloria de Dios. Y si una sola alma se salva es por la absoluta misericordia de Dios. Es la preocupación de Dios por el pecador y la manera gozosa como es acogido. Las noventa y nueve («buenos» y «justos» ) pudiera interpretarse como abandono, pero en realidad estas ya están protegidas y tienen una misión. Entonces la preocupación es por la que se ha extraviado, la que se ha dejado engañar y no sabe como regresar. El Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. Aquí “buscar” es tan importante como salvar, porque indica un deseo personal de Dios ¡como si al Infinito pudiera faltarle algo! Se manifiesta la locura divina que san Pablo nos narra en la primera carta a los Corintios; esta locura que va en contravía a nuestras apreciaciones (cuando nos sentimos justificados) nos demuestra que Dios busca pecadores. Ciertamente hay algo de “locura” en el misterio de Dios; algo que no podemos comprender, ni alcanzar, ni atrapar con nuestra razón y que se escapa; solo se hace visible a nuestra alma, lo entiende y activa a medida que de parte del Espíritu Santo le va llegado como ciencia infusa.

Por falta de fe y despreocupación no somos capaces de dejarnos amar por Dios, no somos capaces de ser testigos de Cristo. No cumplimos la misión de anunciar a la oveja perdida que ya esta a su alcance el buen Pastor. Las parroquias al parecer se conforman con unas cuantas ovejas, sin caer en la cuenta que a menos de una cuadra hay al menos una perdida, será que discriminamos como los fariseos? ¿Por qué entonces no se hace el trabajo de campo? Es indispensable estar dispuestos a que nos critiquen como a Jesús. La recompensa inmediata es la alegría «Alegraos conmigo, porque he encontrado la oveja que se me perdió».

Cristo, es el buen pastor, el pastor misericordioso agrupó a todo el género humano en una sola oveja, (la perdida); vino por la divina voluntad realizada en María Santísima, en búsqueda de esta oveja para regresar con ella sobre sus hombros en su dolorosísima pasión al Edén. Esta se había perdido y estaba herida con el aguijón del pecado; fiándose de los alaridos del lobo, olvidó la voz del pastor, perdió el camino que conduce al redil de la salvación. Como pastor se hizo la mejor oveja y se coloco en la Cruz, para que las demás ovejas le vean le rodeen y se sanen; luego por su resurrección todas sean conducidas por El al Edén eterno. ¡Qué tan desagradecido es el hombre¡



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