lunes, 26 de noviembre de 2012

Llevaban grabado en la frente el nombre de Cristo y el de su Padre


La bestia tiene que aprovechar el tiempo que le fue concedido, porque ya Cristo reina, y se está preparando el juicio que pondrá fin al mal, Dios retomara su proyecto. El Cordero estaba de pie sobre el monte Sión, su Iglesia, (la Gloriosa, la purgante y la militante). Cristo reina y la represión, las cadenas y la muerte no alcanzan al templo secreto de cada persona, allí donde Cristo comunica su vida.

Los 144.000 Designa a los que son las primicias, la parte mejor de los rescatados, Este numero parece ser simbólico o quizás no, puesto que se entiende por los que su boca no pronuncio la mentira y no mancharon su alma. ¿Quién adulto puede llegar a permanecer en ese estado? La única que conocemos es la Santísima Virgen María. Otra cosa son los salvados que alcanzan la amistad eterna con Dios, y que nos muestra Apo 7:9 “Después de esto, en la visión, apareció una gran multitud que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie ante el trono y ante el Cordero, …”

La ofrenda de la viuda. Nuestro señor Jesús emplea este acto para ilustrar otro aspecto más de las relaciones que tienen que surgir en la nueva sociedad inaugurada por el reino. Ya no es la cantidad, ni lo aparentemente bastante, ni lo poderoso la medida para juzgar a la nueva sociedad; sino que es el desprendimiento, la generosidad y, sobre todo, la fe y convicción de entregarse y darlo todo por el Reino, es decir, por un modo de vida solidario, fraterno, e igualitario, nadie quedará en realidad desposeído ni desprotegido. En ese caso esta mujer fue la única que supo retribuir a Dios como se merece. Es la personificación de los innumerables pobres que no tienen prácticamente nada y que, sin embargo, se las ingenian para dar algo de lo poco o nada que tienen. Sólo el pobre puede dar eso mismo que necesitaba para vivir. El pobre es el que es capas de dar siempre hasta colmar sin esperar nada a cambio, sin sentimientos de auto justificación ni vanagloria.

Hoy, como casi siempre, las contribuciones pequeñas pasan desapercibidas; pero esto que parece sin importancia constituye al acabado de la obra maestra; de la misma manera favorecen para la vida espiritual, puesto que es la rectitud de conciencia que lo garantiza; y solo Dios las descubrirá en nuestra alma, como sólo Jesús se percató de la generosidad de la viuda.

Una tradición judía del siglo que sigue a los Evangelios afirma que si del Templo ahora destruido, solamente quedó el muro llamado “de las lamentaciones”, esto se debe a que esta parte de la obra se levantó con las ofrendas de los pobres.


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