jueves, 14 de noviembre de 2013

“La Sabiduría es reflejo de la luz eterna”


La primera lectura nos hace una amplia, aunque incompleta, descripción de los atributos de la persona del Espíritu Santo. Y el pasaje del Evangelio no dice el Señor: “El Reino de Dios está dentro de vosotros” Esto de las traducciones y de las interpretaciones, a veces es complicado. El fiat de María santísima, nos da la idea perfecta, cuando interpretamos que el Reino de Dios está dentro de nosotros. Pero en tal caso fue el medio para que el Verbo de Dios se hiciera carne y habitara en medio de nosotros. Pero Dios es Espíritu y puede habitar en comunión con nuestro espíritu y nuestra alma que está en nosotros.

De manera que para que el Reino de Dios este dentro de nosotros es por nuestra aceptación. Dios respeta nuestra libertad. Para ello debemos reunir, además, ciertas condiciones, no basta decir si, el Reinado implica subordinación y beneplácito. Debe haber una conversión decidida, debe estar limpia nuestra alma. Debe haber una intención recta, pura y desinteresada. Donde cada instante de nuestra vida seamos conscientes de la presencia de Dios, de dialogo con Él, hacer y aceptar su divina voluntad. Recibir su santa inspiración y vivir en su divina providencia.

Todo esto junto no es muy fácil, solo con la ayuda divina, se podrá lograr, es la fuerza donada la que nos capacita para la renuncia a Satanás y a sus obras, a desobedecer a lo que propone el mundo, nos capacita para reprimir las ambiciones y la soberbia. No es posible de un solo tajo, es poco a poco, a medida que bayanos pasando las pruebas, de la fe, de la obediencia y de la caridad. Y a medida de nuestra fidelidad, Dios nos va dando más.

«Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis.” Es una segunda explicación que el Señor quiso dar a entender, como un futuro, que aún no ha llegado, se refiere a los “últimos tiempos” al “fin del mal” pero así como el Hijo de Dios fue reprobado por esa generación; así también antes la humanidad tendrá que pasar por una dolorosísima “tribulación como no la ha habido jamás”. Donde se añorara la presencia de Dios, pero y no será tiempo de misericordia y Reinado, será el tiempo del poder de Dios con autoridad para ejercer justicia. Par pasar a un tiempo de “tierra nueva y cielo nuevo” dicho de otra manera conde ya no existirá el mal, porque ya habrá sido aniquilado completamente Lucifer y sus espíritus.

Con la aceptación del Reino de Dios en el hombre, la humanidad podría devastar a Lucifer y sus espíritus, como cumplimiento de la misión en el paso por este desierto, para mayor gloria a Dios. Pero como podemos ver el hombre prefiere continuar fuera del Reino de Dios. Entonces ya sabemos lo que nos corresponde. Por eso es que se hace tan difícil la unión como Nuevo Pueblo Santo (cf. Jn.17 completo)


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