viernes, 17 de agosto de 2012

El Señor es mi Dios y salvador


En Israel existía la ley sobre el divorcio y estaba en armonía con la diferencia de status que la sociedad concedía al hombre y a la mujer (Dt 24,1). Jesús dice: al principio; es una manera de referirse al proyecto de Dios creador con respecto a la pareja. Jesús se dirige a los que piden a Dios el sentido tanto del amor como del compromiso. Ya no son dos. Esta re-creación de los que se aman no se hace sin Dios, sino que más bien es como un fruto de la alianza que ya los unía a Dios; la habían aceptado y era de por sí irrevocable.

La Iglesia católica considera en primer lugar esta el sacramento instituido e indisoluble que une a las parejas heterosexuales y el comportamiento sexual humano dentro del ámbito del matrimonio destinado de modo natural a la procreación. En otras palabras, no hay pueblo de Dios sin el matrimonio indisoluble. Esta “ley de Dios”, sin embargo, sólo puede ser entendida por los que han aceptado la gracia, viven en estado de conversión y revisión de vida con criterio para lo que fuimos creados. Entendamos que fuimos creados por amor, Dios nos llama sin cesar a amar para dotarnos de su amor. 

"No habéis leído que al principio el Creador "los hizo hombre y mujer", Jesús nos enseña que, en el plan divino, la masculinidad y la feminidad tienen un gran significado. «Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer». El plan de Dios no es que el hombre abandone a sus padres y se vaya con quien le parece y para hacer lo que le viene en gana, sino con una esposa. «De manera que ya no son dos, sino una sola carne».Entendido que esta unión corporal va más allá de la unión física del acto conyugal. “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. El sacramento del matrimonio es entre tres los dos contrayentes y Dios que quiere a través de sus creaturas continuar su obra por amor.

Nuestro Señor Jesús no entra en las discusiones de los intérpretes de la Ley; no se entenderá su respuesta si se queda evaluando lo que está permitido o no. En el hombre de nuestro tiempo se hace más notorio el abuso de su libertad donada, precisamente porque no siempre hacer la voluntad de Dios. Se pone de por medio estados libertinos tratando de ponerlos a la misma categoría de lo que Dios dispone, para tratar de justificar sus conductas desviadas. Si no fuera por el pecado en el ser humano se cumpliría lo que Dios involucro dentro de sus planes para cada uno y seria la vida un gozo; pero no es así, el enemigo donde quiera que haya unión en torno a Dios, se entromete para separar, para desparramar, para imitar, para imponer practicas desobedientes a espejo de lo que Dios dispone; para que el hombre lo vea como viable, para tratar de pulimentar la responsabilidad frente a la sociedad.

La vida de matrimonio indisoluble sin la ayuda de Dios se hace invivible y Jesús no trata de excusarse por sus palabras tan exigentes, sino que al contrario revela otra vocación más difícil de entender y de cumplir. Se refiere a la pureza en los diferentes estados.

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