lunes, 5 de agosto de 2013

Dadles vosotros de comer


La compasión, sentimiento muy propio de Dios, ayer, hoy y siempre. Siente compasión del pueblo de Israel sometido a la esclavitud de los egipcios, prefiguración de la esclavitud que padecemos hoy por el pecado. Dios les otorgo alimento allí en las tierras áridas; pero este pueblo quiere vivir del pasado, añora lo que comían antes. La conversión para nosotros tampoco es fácil, creemos estar siguiendo los pasos del Señor, pero sin dejar del todo lo de antes. vivimos del Señor y ponemos nuestra confianza en lo material.

El pasaje del Evangelio, hoy nos trae uno de los milagros del Señor, más significativos. El señor se hace el que se aleja pero sin que lo reconozcamos él está permitiendo un encuentro personal porque siente compasión de nosotros, Él es el único que puede curar, sanar, liberar y alimentar. Pero quiere también que sus seguidores vivan y actúen con fe, les dice a sus discípulos: “dadles vosotros de comer”. Se preguntarían muchas cosas y se les ocurre contestar que solo hay dos peses y cinco panes, con esto como se va poder alimentar a tanta gente. El Señor opera con señales para dejar el ejemplo, levanta la mirada al cielo, para dar gloria al padre y actúa. Comieron todos y sobro.

Estos pocos panes y peces representan la escases y nuestras limitaciones, lo poco para los desatendidos, el egoísmo, la avaricia a la margen de los sectores empobrecidos. Pero Dios saca panes de lo invisible, de lo imprevisto para saciar a quien acude a su encuentro. Allí aquel día de la multiplicación de los panes y peses, había acudido un número considerable, pero cuantos se quedarían sin asistir para ser atendidos por el "Dios con nosotros".

Cuantos nos quedamos sin la atención que el Señor quiere dispensarnos hoy día. Quizás preferimos la cultura del pasado, ponemos la mirada atrás en vez de ir con la mirada fija en quien es el “camino, la verdad y la vida”. Cuantos desatendemos la ordenanza del Señor: “dadles vosotros de comer” al incumplir la misión, por falta de misericordia, por falta de amor; sabiendo que a pocos pasos encontramos al necesitado, no solo del pan material sino con más apuro, del pan espiritual por ser el más necesario, es el que da la vida. Misión y eucaristía: “Si con el don del Espíritu Santo en Pentecostés la Iglesia nace y se encamina por las vías del mundo, un momento decisivo de su formación es ciertamente la institución de la Eucaristía en el Cenáculo" (Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia)


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