jueves, 18 de julio de 2013

Soy el que soy - Yahveh


La primera lectura continúa el relato vocacional de Moisés. En la sagrada Escritura encontramos el nombre de Dios, el único que crea, sostiene, llama y envía." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?. Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "Yo-soy me envía a vosotros."» y pronuncio su nombres con cuatro consonantes “YHWH”. El caso es que la lengua hebrea se escribe sin vocales. No hacen falta. Las pronuncian, pero nunca las escriben. Algo parecido a nuestra manera de escribir los nombres de las ciudades en los tiquetes de avión, se escribe BOG. MED. Pero se lee Bogotá, Medellín, etc. En hebreo se escribía el nombre Dios así: YHWH, cuatro consonantes y ninguna vocal, pero todos conocían la pronunciación. Pero por respeto al nombre divino y a que algunos rabinos empezaron a enseñar que pronunciarlo acarreaba un castigo eterno, la pronunciación de YHWH cayó en desuso. Al llegar a esa palabra, se inclinaba la cabeza, se hacía una pausa y se proseguía con la lectura. Es de verdad un ejemplo muy hermoso de reverencia al nombre de Dios. Pero, con el correr de los años por no pronunciar YHWH, se olvidaron de cómo se pronunciaban las vocales de esa palabra y, cuando quisieron recuperarlas, no sabían cuáles eran.

Por tal caso, entre los siglos VI y X, DC. Introdujeron las vocales en la Biblia hebrea de la palabra "Adonai", que quiere decir "Señor", y las intercalaron en YHWH. La palabra resultante es imposible en hebreo, pero servía de freno para que nadie pronunciase el Nombre Sagrado. Para no cansar, así fue cómo, más tarde, alguien creó la palabra ficticia “Yehovah”.

Por la “Tradición Elohísta”. Usando las letras de la palabra hebrea "Elohim", en nuestras biblias “Dios” y, por eso el significado de YHWH es "Yo Soy", “El Existente por sí mismo”. Los expertos dicen que la raíz de esta palabra es un verbo, HYH, que significa "ser", con el matiz de duración, algo así como "el que será porque es". Transcrito: YHWH por Yahweh, Yahveh o Yavé, que son las formas admitidas hoy día por los hebraístas.

El nombre de Dios misterioso, siempre mayor, siempre inaprensible para nosotros, es a la vez el hombre Jesús, el Cristo que nos mira y nos invita a descansar con Él: “Venid a Mí los cansados y agobiados...” y a cargar nuestra cruz “mi yugo es llevadero y mi carga ligera.» yugo y carga, palabras que se utilizaba para referirse a la Ley de Moisés, que con el paso del tiempo se había sobrecargado de minuciosas prácticas insoportables (cfr Hch 15,10) y, a cambio, no daba paz en el interior, en el corazón.

Nuestro Señor Jesús nos invita a examinarnos, en que o en quien estamos poniendo nuestros agobios y nuestros descansos. En quién y cómo busco refugio y alivio. Si estamos cargando nuestra cruz. Interrogantes necesarios para nuestra vida católica. Jesús propone la mansedumbre y la humildad, criterios esenciales para ir en pos de Él. Sabemos que el camino angosto propuesto por Jesús es difícil e implica sacrificio, entrega, persecución y martirio, a la vez es esperanza, puesto que Él mismo se ofrece como alivio y consuelo para los que han asumido con radicalidad la cruz, no como sumisión sino para llenar de sentido salvífico y liberador el sufrimiento humano que emana del anuncio del Evangelio. La misma reflexión para mirar si estamos cargando yugos o cargas no llevaderas y que no hay nadie que pueda ayudarnos – puesto que es una relación del hombre directamente con Dios.

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