martes, 16 de julio de 2013

Sodoma será juzgada con menor dureza


“¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno.” Somos responsables de nuestros actos. Por nuestro pecado hasta llegamos al rechazo a las obras buenas y le damos libertad a lo malo; esta tan torcida es nuestra conciencia que llegamos incluso a rechazar las intervenciones a nuestro favor, quien acuda en nuestra defensa no en todos los casos es bien visto. También, Dios hace milagros, todos los días, cuantas cosas buenas para nosotros, sostiene nuestra existencia... y sin embargo, nuestra correspondencia es la indiferencia, la ingratitud; nos invita al cambio y nosotros más nos internamos en la oscuridad; quiere educarnos para el crecimiento espiritual y nosotros preferimos quedarnos enconchados en nuestra carne para satisfacción ilusoria de nuestros sentidos. El Espíritu Santo quiere dotarnos de sus dones especiarme del discernimiento para diferenciar el bien del mal y nosotros preferimos la tentación. En vez de escalar con la luz, preferimos descender en la oscuridad para tratar de ocultar nuestras faltas. Muchos preferimos continuar siendo como piedra en el rio, que por más agua que las cubra, por dentro continúan completamente secas.

El mensaje que el Señor nos trae a todos es el mismo de siempre, el anuncio del Reino de Dios todopoderoso en nuestro corazón y la invitación a la conversión, al cambio de pensamiento y de actos, a dejar los vicios de pecado y optar una actitud de oración y de servicio por amor; a dejarnos amar por Dios, para poder amar nuestros próximos y a nosotros mismos; puesto que nadie da de lo que no tiene, nadie puede amar a quien no conoce, nadie puede hablar de lo que no sabe y nadie puede salvarse por si mismo. Todos podemos cambiar cada día, por perfectos que nos creamos; al examinarnos encontramos heridas, desobediencias, faltos de crecimiento espiritual, pecados por pensamientos, actos, palabras o por omisión. Y por malos que nos creamos todos tenemos algo de bueno y la capacidad de contrición. Porque hemos sido creados para amar y ser amados; de ahí que la falta de amor sea la causa de todos los males del mundo actual. El amor de Dios siempre es y será más poderoso que el mal que impreca el maligno. Por el amor que Dios siente por la raza humana, tendremos que sufrir la gran tribulación del fin del mal.

Hoy en la celebración del día de la evocación de la santísima Virgen en el monte Carmelo, pidámosle su intercesión y su aparo con una salve…


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