jueves, 27 de febrero de 2014

Todos serán sazonados a fuego


La antítesis del humilde es el rico, aquel que pone su confianza exclusivamente en los bienes materiales poniendo todo su empeño en la acumulación, sin el compartir sin justicia y lo mas grave dejando a Dios por lo material. Para ello se vele de los medios que muchas veces no son sanos. Detrás de las durísimas palabras que Santiago dedica a los ricos esta la convicción de que la única riqueza en la que hay que poner el corazón es Dios, en sus manos está nuestro destino, y quien pone su confianza en Dios no puede vivir de espaldas al necesitado.

Salados al fuego.- ¿Por qué las personas sabias son humildes? Quizá porque han comprendido que no pueden fiarse de sus fuerzas. Esta humildad no tiene nada que ver con una autoestima baja sino con una percepción muy profunda de la condición humana, de la grandeza de Dios, de su amor, de su voluntad. De las responsabilidades que tiene como hijo de Dios. Y la sensibilidad frente al necesitado, la justicia y la paz. Para que el Reino de Dios, sea en nosotros una realidad.

El seguimiento de Cristo hemos de encontrar una opción vital por ser sal del mundo. De esta exigencia surge la necesidad de no escandalizar a aquéllos que vienen comenzando el camino de su seguimiento. Por el contrario debemos ser siervos del Señor para atraer a los alejados e indiferentes. Se trata de entender y comprometernos con nuestra libertad de la esclavitud del pecado para nuestra salvación y la de nuestros semejantes; Dios se vale del hombre para salvar a los hombres.«si la sal pierde su sabor, con nada podrá ser sazonada».


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