martes, 11 de febrero de 2014

¡Qué deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos!


Hoy se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Dia para reflexionar sobre el mandamiento del amor, la caridad, la ayuda al necesitado. Y el Señor hoy nos interpela sobre nuestras muchas costumbres en contraste a nuestra poca fe. Nuestro Señor Jesús quiere enseñarnos que para estar más cerca de Dios es necesario convertirse y seguirlo de corazón, siendo su testigo. “En esto hemos conocido el amor: en que él dio su vida por nosotros. Por eso también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos.” (1 Jn 3,16). Cuando hacemos algo por los demás, de corazón, con alegría y sin esperar nada a cabio, sentimos mucha alegría, puesto que es la manifestación del amor de Dios. “Pues es notorio que sois una carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio y escrita no con tinta sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra sino en tablas que son corazones de carne.” (2Co. 3, 3)

Por eso denuncia la hipocresía y la falsedad de las prácticas farisaicas. "La Antigua Ley (cfr Ex 30,17ss.) prescribía unos determinados ritos que significaban la pureza moral con la que había que acercarse a Dios; la tradición judía los había ampliado a otros ámbitos -como las comidas- para dar una significación religiosa a todas las acciones. De esta forma la pureza exterior era muestra de la pureza interior. Sin embargo, en tiempos de Cristo el legalismo de las normas rituales establecidas por tradición humana había ahogado el verdadero sentido del culto a Dios. Jesús denuncia esa actitud sirviéndose de un texto de Isaías (Is 29,13) y proponiendo un ejemplo en el que la tradición humana había acabado por ser una excusa para no sujetarse a un mandato divino. Te damos gracias Señor por tu palabra sincera y valiente. Gracias porque nos has dicho que prefieres una religión de amor y de libertad.


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