lunes, 10 de febrero de 2014

“Levántate, Señor, ven a tu mansión”


El Evangelio de hoy nos muestra a nuestro Señor Jesús atareado, como quien tiene la agenda copada, no le queda tiempo de más. La gente acude a Él, por montones, quieren sacar su propio beneficio físico. Tal vez muy pocos beneficio espiritual. Pero en fin el Señor se deja encontrar para que acudan a Él y sin importar, a todos les sana y les devuelve la dignidad y los reincorpora a la sociedad; con un gran propósito, quiere que cada conglomerado viva en comunidad motivados por el mismo favor divino.

No porque tocaran el manto quedaban curados, sino por la fe en Jesús como Mesías y Salvador y esto le abre el paso al milagro, la curación y el perdón de sus pecados. Para luego seguirle y darle la gloria a Dios. Qué relación podemos sacar para nuestro tiempo actual? Seguramente mucho si reflexionamos sobre la carencia de Dios en la humanidad. Pero encontramos también, mucha falta de compromiso, oposición interna y externa, incredulidad, otros afanes, idolatría. Es decir si vamos con el rumbo que traza el Señor hay muchísimos que encontramos a pasos agigantados en sentido contrario. Sin embargo el Señor sale al paso para hacerse el encontradizo pero la gente anda ciega y sorda a lo espiritual, a lo trascendente, no le interesa la vida. La seducción por el materialismo, el sensacionalismo, lo de moda. Que son las distracciones que pone el maligno, para poder oponerse al gran sentimiento divino de amor y misericordia por el género humano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario