viernes, 7 de febrero de 2014

Bendito sea mi Dios y Salvador


Hoy vemos de manera dramática el rechazo al evangelizador, en la época sobre la muerte de Juan y los factores que, según el relato de Marcos, intervinieron en ese desenlace. Pero como siempre, habrá oposición a las cosas de Dios, hoy también encontramos muchos que son perseguidos por la cusa del Evangelio y por muchos, de una forma u otra. Los hombres aparentemente tiene el poder de decisión en las cosas del mundo, pero la mujer consigue lo que le parece.

Al leer el pasaje y los motivos que llevaron al martirio de Juan, podemos enumeran una cantidad de situaciones que las encontramos en la sagrada Escritura, pero es como un ejemplo a lo que acontece hoy, incluso dentro de nuestra propia iglesia. El celo, el odio, el resentimiento con quienes nos dicen verdades y que tocan contra nuestros criterios. La manera habilidosa como se relativiza; la trama para poner al margen a los que nos quieren desenmascarar nuestros defectos, nuestros comportamientos, nuestras conductas, nuestras faltas contra la sana doctrina, etc.

Hoy, en este pasaje de Marcos, también se nos habla de la fama de Jesús —más que aquel Juan; más que cualquiera de los profetas que hablaban en nombre del Altísimo: Él era el Hijo de Dios hecho Hombre, Perfecto Dios y perfecto Hombre. Este Jesús —presente entre nosotros—, como hombre, nos puede comprender y, como Dios, nos puede conceder todo lo que necesitamos.



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