martes, 24 de abril de 2012

Yo soy el pan de la vida, dice el Señor


Nuestro Señor Jesús es el pan que ha bajado del cielo. El maná cayó del cielo, pero Jesús vino del Cielo. Los israelitas comieron el mana milagroso y murieron; ahora, es tu cuerpo escondido a nuestros ojos en las especies que si podemos ver, que da vida a los que lo comen. Es respuesta eterna a estas preguntas: «¿Qué puedes hacer? ¿Qué señal milagrosa haces tú, para que la veamos y creamos en ti? ¿Cuál es tu obra? Va mas allá del pensamiento humano, de los milagros con que soñamos; lo que cuenta es la eternidad, la resurrección y la vida.

«Es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo» Si señor, soy plenamente convencido que son tu Cuerpo, tu Sangre y tu Divinidad, Señor. Ya no son perdices y mana, sino que es tu Cuerpo como pan que da Vida eterna. No es el agua que brota de la peña, sino tu sangre preciosa derramada que sacia la sed y que brota hasta la vida eterna. No es la ley esculpida en piedra, sino una persona, tu Espíritu Santo, quien me habla hoy, me corrige, me dirige, me inspira (…).

Ante esta verdad que muchos no quieren ver, tenemos también responsabilidades, básicamente vistas, obediencia a nuestro Creador y Padre eterno, conversión permanente, permanecer y perseverar; para poder entrar a la tierra prometida. Así como lo mereció Caleb y Josué. (Dt 1,36; 31,3)

La multitud seguía al Señor, sin entender; tampoco hoy muchos entendemos por falta de fe, y buscamos los signos engañosos que los hay por todas partes, donde será imposible conseguir resultados; y es cuando queremos que venga del cielo por milagro lo que nos falta, pero sin compromiso como iglesia, sin Cristo, sin Cruz, sin hacer, y lo peor, sin ser.

«Señor, danos siempre de ese pan.» Ya no con el sentido materialista de los judíos sino con fe verdadera, adheridos a ti Señor, para recibir la gracia de ser verdaderos miembros de tu iglesia, a caminar en pos de ti, y tu nos llevara al Padre; llevando nuestra cruz con tu ayuda, sin mirar atrás, pero si ver a nuestro lado a quien debemos ayudar y ser ejemplo para otros tantos; con fe y con servicio ayudados por Mamita María santísima; con tus dones, con tu poder y por tu misericordia Señor. Amen.


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