lunes, 23 de abril de 2012

¡Bendito seas, Señor, enséñame tus preceptos!


« ¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?» - Es fácil definir que para hacer primero hay que ser. ¿Hacer que? Y la respuesta del señor no podía ser otra mas concreta y corta, “Creer en aquel que Dios ha enviado.» A simple vista en ese entonces y hoy al parecer es muy fácil, ir a misa, no robar no matar, no hacerle mal a nadie; solo esto, impide madurar en la fe. Esto es muy importante pero la fe va más allá, esto nos estanca en una religiosidad cruda. El seguimiento de Cristo implica una cantidad de cosas que si las enumeramos tendríamos que analizar varios puntos de vista.

El seguimiento de Cristo es tal cual lo expresa la parte literal, pero nosotros queremos que Cristo cargue la cruz y nosotros ir al lado asistiendo a un espectáculo en un confortable vehículo, vemos al señor en su profundo sentimiento de amor en su pasión y nosotros queremos disfrutar de la finca, de mar y de todo lo apetecible. Y no falta quien diga, es que si seguimos a Cristo nos van a decir que somos fanáticos. Y el misterio de espíritu y verdad, no llega (Jn.4, 24). “Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que me ha enviado y llevar a cabo su obra”(Jn.4,34), la salvación de las almas.

Esa religiosidad no lleva a la fe verdadera, queda en lo fácil a mi manera en mis cosas; por tal motivo viene cualquiera y nos enreda con cuentos y le creemos; o también, aparece la crus que ha de servir para Redención y nos echamos para atrás. Cuando se comprometa el sacrificio, el trabajo por los demás simplemente por amor, cuando aparezcan las calumnias, la persecución, el menosprecio en fin el camino de Cristo Redentor.

El Señor nos dice que debemos hacer la tarea, el trabajo que muchas veces no se puede ver. Hacer la voluntad de Dios es como darle la autorización a Dios para que sea El quien viva y obre a través de nosotros. Pidamos a Dios la gracia de hacer su santa Voluntad. Que se cumplan sus designios. Mis capacidades no son suficientes. Lo decimos en el Padre nuestro, “hágase tu voluntad – pero que difícil cuando yo siempre quiero es hacer mi voluntad, quiero solo lo personal. Es en María nuestra Madre celestial en quien vemos el mejor modelo de amor manifestado en obras de fe. Dios es el Rey y nosotros su hijos, El no ha muerto, ni morirá; no es factible la osadía de querer ser reyes.


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