viernes, 20 de abril de 2012

La bondad del Señor espero ver


Atraída por nuestro Señor Jesús, por los prodigios que hacia, acudió una muchedumbre que en sus conciencias se mezclaba curiosidad, inquietudes, política, religión, necesidades. El Señor consciente de nuestra necesidad de alimento; y después de haberlos alimentado con el pan de la Palabra, decide alimentar a más de cinco mil multiplicando los panes y los peces y sobro. Varios textos afirmaban que en los tiempos mesiánicos el pueblo de Dios sería saciado. Esta muchedumbre saciada del pan espiritual y pan material, nos señala que Jesús es el Mesías esperado (Is 25,6; Ez 34,13-14; Jl 2,26).Dios da pan a su pueblo: Ex 16; Sal 72,16; Sal 81,17; Sal 132,15; 147,14. Lo que sale de la boca de Dios: Dt 8,3; Sab 16,26; Mt 4,4.

Es también, prefiguración la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía (cf. Mt 14,13-21; 15, 32-29). El agua convertida en vino en Caná (cf Jn 2,11) anuncia ya la Hora de la glorificación de Jesús. Manifiesta el cumplimiento del banquete de las bodas en el Reino del Padre, donde los fieles beberán el vino nuevo (cf Mc 14,25) convertido en Sangre de Cristo.

La expresión “pronunciar la bendición y partir el pan” significó muy pronto en la Iglesia naciente la Eucaristía. Sacramento mediante el cual, en ese pedacito de pan - don del Creador - en forma misteriosa el Señor se anonada y funde su cuerpo, su sangre y divinidad, se hace para nosotros pan de vida, sin que se agote (Jn 6,28-58), para quienes le escuchen y obedezcan; formándolos para construir un mundo de justicia y de pan compartido.

Esa multitud, aun mayor, es presente en nuestro tiempo, pero no acuden a quien multiplica el pan y los peces, se distraen atentos a tantas habladurías por doquier para distraer, desviar y desparramar. Para nosotros los católicos es un indicador de falta de conocimiento, falta de compromiso, falta de oración, se manifiestan matices de rivalidad, protagonismo y desconfianza; y al hacer la tarea, la asumimos como propia sin tener en cuenta la acción del Espíritu Santo, por lo tanto la misión produce pocos frutos, que en ocasiones desaniman. Y no me refiero solo a la cantidad sino a la calidad, al ver que continuamos en una religiosidad tibia, haciendo sin ser.


No hay comentarios:

Publicar un comentario