viernes, 20 de junio de 2014

El Señor ha elegido a Sión, ha deseado vivir en ella.


Dios no puso en esta tierra, obra se sus designios y nos concedió toda la naturaleza para nuestro bienestar, pero compartida; con derechos para vivir cómoda y dignamente. De tal manera que la crítica que nuestro Señor Jesús hace va dirigida hacia quienes además de tener de sobra, acumulan, esconden, guardan; no comparten, no donan, no actúan con misericordia, por el contrario quieren mas. Pero sobre todo y lo más grave es que ponen en primer lugar lo que atesoran, acumulan y cuidan; pero Dios para ellos es una apariencia o si para ellos existe Dios, es para ciertos momentos y para ciertas cosas.

Por lo tanto estas personas carecen de la luz donada, la sabiduría para la vida solamente la dona Dios, y cuando una persona no tiene a Dios como su Señor de su vida, está en la oscuridad, no tienen la capacidad para ver lo trascendente y menos para darse cuenta que existen muchas personas que apenas pueden sobrevivir con lo poco que poseen, esos son los que tienen el ojo enfermo, están llenos de oscuridad pues son incapaces de conmoverse con los necesitados del mundo, aquel que tiene de sobra sólo se preocupan por amontonar, no por supervivencia sino por ambición y para un goce falso.

En cambio aquel que tiene el ojo sano, es porque comprende que todo es de Dios y para hacer el bien a los más desposeídos, puede tener mucho o poco materialmente hablando, pero mantiene en sintonía con Dios, para agradecerle y reconocer que todo proviene de su divina providencia. Se dispone a servir y a obrar en misericordia con el más necesitado, es decir está dispuesto a ayudar y compartir con otros. De esta manera permanece iluminado su interior y como tesoro verdadero esta en ser y no en poseer.



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