viernes, 21 de diciembre de 2012

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?


Al observar la actitud de María, dirigiéndose con prisa a la montaña, obedeciendo a una intuición profética. Con Dios humanado en su seno, lleva a cabo la primera evangelización, lleva a Jesús nonato a Isabel. !Por amor se hacen las cosas más grandes! Quiere compartir su fe y ofrecer su ayuda para testimoniar la manifestación del amor de Dios, también desea asegurarse de lo que ella había entendido en la revelación de san Gabriel. Allí hacen protagonismo, dos niños que aún sin nacer ya están llamando la atención, y el Espíritu Santo por medio de Isabel, quien se lleno de gozo, le dice: “bienaventurada tú, que has creído” le confirma y le bendice el fruto de su vientre; y le da el titulo de “Madre del Señor”. Es la manera cómo Dios actúa en la historia humana. Así lo entienden y lo manifiestan, con la proclama con que se dirige Isabel a María. Y es también lo que acredita María y lo expone en su canto, que la tradición consagró como el «Magnificat».

A nosotros nos deja la enseñanza de Creer, de ser dóciles a Dios para dejarnos amar, a que cumplamos su divina voluntad y a poner todo en sus manos y al servicio del necesitado, que es el medio que ha puesto Dios para hacer nuestra obra a Cristo. Al contemplar los misterios del santo rosario, después de la visitación viene el nacimiento de Dios hijo – Niño. Para nosotros como reflejo, ¿Si María y José, a partir de hoy, estuviesen buscando un lugar para alojarse, un hogar donde pudiera nacer el Niño Jesús, ¿elegirían tu casa, tu familia y todo lo que contiene y representa? O ¿Estará tan ocupado que no haya lugar, a imitación de todos los hogares de Jerusalén y de Belén, y que el Niño tenga que nacer en una pesebrera? Creo tener la razón, hoy muchos hogares estarán con afanes paganos. Esto motiva una exhortación, retomar la vida con una dimensión distinta, contrario a las propuestas del paganismo; retomar la vida con rectitud, sinceridad, con humildad y servicio por amor, para que haya justicia y paz.


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