lunes, 10 de diciembre de 2012

Hoy hemos visto cosas admirables


Se puede apreciar la interrelación del auditorio que escucha a nuestro Señor Jesús, toda la nación judía está aquí representada. Aquí se va a definir la distancia que existe entre la actividad de Jesús y el papel de estas autoridades del judaísmo. Se va a manifestar el poder de Dios; y se da a conocer como el Hijo del Hombre que tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, una atribución que es exclusiva de Dios según la doctrina de los fariseos y letrados. Precisamente por esto va a ser el inicio de las contradicciones y ataques; confrontación que terminará con la cruz.

El pasaje de hoy nos hace ver cosas sobrenaturales y extraordinarias, restaura y salva; imposible para las capacidades humanas. El Verbo de Dios ha venido a habitar en el hombre, el querer de Dios ha sido depuesto; podemos comprender la manera significativa y su rechazo. Tampoco es ajeno en nuestro tiempo el rechazo del bien y se da como bueno lo que es malo. Rechazamos a quien viene a hacer el bien a toda la humanidad, ¡que ironía y que desagradecidos! Para Jesús el camino de la cruz tiene su origen en el momento mismo en que comienza a poner en marcha los efectos concretos del año de gracia del Señor y que revela los alcances de la fe.

Tanto el paralitico como los que intercedían por el albergaban en su corazón la fe, ponían toda su esperanza en que el Señor sanaría la parálisis de quien seguramente era muy querido por los suyos, de manera que podemos apreciar, también, que la fe va de la mano del amor y de la misericordia. En efecto, es el mismo Señor quien salva a los hombres, puesto que éstos no pueden, de ninguna manera, salvarse a sí mismos... El profeta Isaías dice: “Fortaleced las manos débiles, y consolidad las rodillas que flaquean. Decid a los pusilánimes. “¡Cobrad ánimo, no temáis! Aquí está vuestro Dios, llega la venganza, la retribución de Dios. Él vendrá y os salvará”(35,3-4). Aquel que solo piensa en lo material con fe humana, no le basta; falta la fe divina. Lo material descrito como prosperidad, felicidad y como integridad física, debe estar acompañado del progreso espiritual; que lo capacite para caminar cargando su cruz por el sendero que ha trazado Dios.


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