Nos habla Isaías de su visión profética sobre la misericordia de Dios contenidos en su iglesia, para gozar de su bondad. Y anuncia un banquete en los nuevos tiempos donde estarán presentes los que han perseverado en medio de todos los pueblos. Por otra parte estarán los que se desviaron y como fin del mal se anuncia el castigo, como se puede ver en el capitulo 17 del Apocalipsis.
Como a orillas del mar de Galilea, Dios continua haciendo milagros, “signo” por el cual Dios nos descubre su amor y el orden invisible del mundo; un “prodigio” que desconcierta nuestras seguridades, una “obra” que sólo Dios puede realizar; son las obras de la mano de Dios, en sus criaturas a quienes no abandona, “llevan tres días conmigo y no tienen qué comer” ¿pero que darle a esa cantidad de gente, allí donde no hay suficiente ni se puede comprar? Dios es quien lo puede todo, nos lo ha demostrado en millones de veces, a pesar de ello no tenemos fe, dudamos, desconfiamos y mas bien hacemos caso a la voz perturbadora que nos dice: “seréis dioses” valiéndose por si mismos, en ti esta la energía y su poder. (Soberbia – nueva era). Y esto no va solo a los ateos y los protestantes, también toca a los cristianos y con mas persistencia a los católicos congregados y consagrados.
Mas que milagro es para los hombres y mujeres necesitados de todos los pueblos y de todos los tiempos para quienes el reinado de Dios trae la liberación definitiva. Ala vez que nos hace ver el sentido de la misión de llevar a otros a recibir la misericordia de Dios. También ellos, al igual que la muchedumbre judía, es el llamado a participar del banquete mesiánico, simbolizado en la abundancia del pan ofrecido y repartido. Quiere convocar a todos a sentarse a la mesa del Señor como una sola comunidad de hermanos y hermanas sin distingo por prejuicios humanos.
Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo. Quiere hacernos caer en la cuenta que también nosotros debemos sentir compasión por los necesitados “no quiero despedirlos en ayunas”. Necesitados del alimento para el fortalecimiento físico y el espiritual vital para la vida. Nuestro Señor Jesús quiere apoyarse en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él en el hermano, porque después de todo las leyes naturales, que son sombra de la sabiduría, del orden y de la justicia que hay en Dios, no excluyen en ningún momento la libertad.
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