miércoles, 5 de diciembre de 2012

Habitaré en la casa del Señor toda la vida


Nos habla Isaías de su visión profética sobre la misericordia de Dios contenidos en su iglesia, para gozar de su bondad. Y anuncia un banquete en los nuevos tiempos donde estarán presentes los que han perseverado en medio de todos los pueblos. Por otra parte estarán los que se desviaron y como fin del mal se anuncia el castigo, como se puede ver en el capitulo 17 del Apocalipsis.

Como a orillas del mar de Galilea, Dios continua haciendo milagros, “signo” por el cual Dios nos descubre su amor y el orden invisible del mundo; un “prodigio” que desconcierta nuestras seguridades, una “obra” que sólo Dios puede realizar; son las obras de la mano de Dios, en sus criaturas a quienes no abandona, “llevan tres días conmigo y no tienen qué comer” ¿pero que darle a esa cantidad de gente, allí donde no hay suficiente ni se puede comprar? Dios es quien lo puede todo, nos lo ha demostrado en millones de veces, a pesar de ello no tenemos fe, dudamos, desconfiamos y mas bien hacemos caso a la voz perturbadora que nos dice: “seréis dioses” valiéndose por si mismos, en ti esta la energía y su poder. (Soberbia – nueva era). Y esto no va solo a los ateos y los protestantes, también toca a los cristianos y con mas persistencia a los católicos congregados y consagrados.

Mas que milagro es para los hombres y mujeres necesitados de todos los pueblos y de todos los tiempos para quienes el reinado de Dios trae la liberación definitiva. Ala vez que nos hace ver el sentido de la misión de llevar a otros a recibir la misericordia de Dios. También ellos, al igual que la muchedumbre judía, es el llamado a participar del banquete mesiánico, simbolizado en la abundancia del pan ofrecido y repartido. Quiere convocar a todos a sentarse a la mesa del Señor como una sola comunidad de hermanos y hermanas sin distingo por prejuicios humanos.

Este Dios hecho hombre, que todo lo puede y que nos ama apasionadamente, y a quien necesitamos en todo y para todo. Quiere hacernos caer en la cuenta que también nosotros debemos sentir compasión por los necesitados “no quiero despedirlos en ayunas”. Necesitados del alimento para el fortalecimiento físico y el espiritual vital para la vida. Nuestro Señor Jesús quiere apoyarse en nosotros, y del valor que tiene todo lo que hacemos para Él en el hermano, porque después de todo las leyes naturales, que son sombra de la sabiduría, del orden y de la justicia que hay en Dios, no excluyen en ningún momento la libertad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario