lunes, 14 de enero de 2013

+ El Reino de Dios está cerca, dice el Señor; arrepiéntanse y crean en el Evangelio. Aleluya.


"En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual hizo el universo".(Hb.1) Y en nuestro tiempo nos habla por medio de su santa Palabra que es actual en el tiempo que es de Dios. Si los santos Ángeles le adoran porque no hemos de hacerlo nosotros parte de su creación. Una de las cosas que nos impide el reconocimiento de Dios, es que nos acostumbramos a vivir recibiendo injusticia y practicando la injusticia. A una persona dolida se le hace difícil amar; pero por eso nuestro Señor Jesús vino a tomar el camino de la cruz, para darnos ejemplo, a pesar de las injusticias de este mundo debemos practicar el mandamiento del amor.

Finalizaba la larga espera de la venida del Mesías al pueblo, “Los tiempos fijados por Dios han llegado (Gál 4,4; Ef 1,10) para anunciar el reino de Dios en nuestra alma, para corregir culturas que se bifurcaban del camino correcto, para enseñarnos a hacer el bien por amor y para hacer la única y grande obra para nuestra redención, a costa de su dolorosísimo sacrificio a precio de su sangre divina. Hoy, el Evangelio nos invita a la conversión, concepto un tanto poco preocupante, creemos estar justificados con el hecho de asistir con religiosidad. Aparte de lo sacramental que es importante, también debemos reconocer a Cristo como único Señor de nuestras vidas; en ese tiempo llamo a los que quiso, hoy nos está llamando a nosotros a cada quien, para que sigamos su camino, haciendo el bien, perdonando, alimentándonos del Él y sin mirar atrás caminar tras sus huellas por el camino que conduce a la vida.

Para ello debemos despojarnos de todo lo que impide verle y escucharle, es de la única manera cómo podemos aumentar nuestra fe, reconociendo su obrar actuante, su amor y su divina voluntad; por supuesto, por si solos no podemos, es con la ayuda e intercesión de lo que Dios ha dispuesto a nuestro servicio, la santísima Virgen María, los santos y los santos ángeles.

El Camino conlleva a un obrar con propósitos de unidad en torno a Cristo, ese seguimiento es compromiso para ayudar a los demás, con ejemplo de vida; y así todos vivamos gobernados por el Reino de Dios, que es el mandamiento del amor. Por tanto debemos entender que Dios no tiene necesidad de nosotros, sino que quiere nuestra salvación, quiere iluminarnos para que esa luz refleje en el caminar de unos y otros, cegados en oscuridad por el engaño y la mentira propiciada por el príncipe de este mundo. Dios no necesita nada, es dueño de todo; en cambio el hombre creado con el don precioso de la libertad, necesita de la comunión con Dios. La gloria del hombre consiste en perseverar en el servicio de Dios, son las obras por amor las que nos identificaran. “Le diré al norte: «Entrégamelos», y al sur: «No los retengas más. Devuelve a mis hijos y a mis hijas desde el lejano fin del mundo, a todos aquellos que llevan mi apellido y que yo he creado y formado en honor mío” (Is 43,6-7).

Un feliz año para todos y que el Espíritu Santo nos ilumine para vivir de acuerdo a la divina voluntad de Dios.


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