lunes, 21 de enero de 2013

"El novio está con ellos"


“Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna”. Una vez más una pequeña cuestión abre puertas a divergencias y criterios. El ayuno: una práctica religiosa muy tradicional y vigente; Jesús no dice nada no la contradice, lo más importante es Dios uno y trino, luego vendrán las prácticas penitenciales. Todo lo que Jesús hubiera podido decir al respecto sólo habría contribuido a debilitar su mensaje, porque la salvación que anuncia es un don de Dios y no depende de tales culturas. El ayuno como signo de penitencia, apoyaba las súplicas dirigidas a Dios para que viniera a salvar a su pueblo. Pero precisamente Dios viene en Jesús: conviene más la alegría que el ayuno. Los profetas habían anunciado las bodas de Dios con su pueblo cuando viniera a visitarlos (Is 62,4-5); por eso, al presentarse Jesús como el novio, no insinúa una comparación, sino que sugiere su identidad. La imagen del novio, insinúa que Él es más que un maestro -es el Mesías (cf. Jn 3,29)

La novedad nueva y absoluta que Jesús trae, no se presenta con ayunos, y más adelante se le verá violar la ley sagrada del sábado. No digamos que Jesús sólo condena formas decadentes de piedad o a personas que aparentan ser lo que no son. Quiere el Señor mostrar la importancia de poner en segundo plano las tradiciones para que nos impongamos en primer lugar el reconocimiento de Dios por medio de sus obras por amor, el mandamiento del amor y el cumplimiento de la voluntad de Dios. Nos quiere indicar más que religiosidad, es la relación mutua y confiada del Padre con sus hijos. La disposición para obtener la dignidad de ser súbditos del Reinado de Dios de nuestras vidas.

Lo que debemos proclamar frente a quienes buscan ante todo la seguridad “espiritual”, es el Evangelio, el tejido nuevo, el vino nuevo que renueva los corazones a una vida nueva; luego y por complemento vendrán, renovadas, las prácticas penitenciales, como deben ser. De esta manera la evangelización alcanza su objetivo mediante estas conversiones. Es como nos dice nuestro Señor Jesús en otro pasaje: “Pero llega la hora, y es ésta, en la que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Porque así son los adoradores que el Padre busca. Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorar en espíritu y en verdad”(Jn. 4, 23-24).


No hay comentarios:

Publicar un comentario