sábado, 19 de enero de 2013

Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia


Una de las novedades que trae Jesús es la supresión de las barreras sociales. En el mundo en que se mueve Jesús, las barreras más fuertes son de orden político y religioso, y de ahí proceden los comportamientos sectarios. Levi el de Alfeo, era un empleado público, que dependía del gobernador. De otra parte los maestros de la Ley se desempeñaban como catequistas y consejeros y muchos escuchaban las orientaciones del Señor y estaban junto a los discípulos; era muy comprensible que los maestros de la Ley se sintieran mal en casa de un impuro y su comportamiento apático con sus vecinos de mesa. Jesús, sin embargo, les enseña que sólo encontrarán a Dios Padre si están dispuestos a aceptar a los pecadores.

Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas”. Nuestro Señor Jesús vino a corregirnos de nuestros extravíos y diferencias de unos con otros, no excluye a nadie en su llamado a la salvación. “Acerquémonos, por tanto, con plena confianza, al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno”. Atendamos su llamado que es diáfano, a todos nos está diciendo: “No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”. Y todo somos pecadores, solo Dios puede justificarnos, probados en el amor y la obra. Reconozcamos nuestro pecado, confesémoslo, entremos con El a la casa de la misericordia y Cristo comerá con nosotros.

Vemos como acudían a las enseñanzas de nuestro Señor Jesús, multitudes acudían a escucharle; esto nos hace ver la necesidad de la doctrina, todos sentimos esa hambre pero las distracciones y las preocupaciones que el mundo nos ofrece, nos impide escuchar la Palabra y ponerla por vida; por tanto seguimos en la ignorancia que nos hace odiar. El relato de hoy nos invita a negociar con Jesús quien nos trae la mejor propuesta. Levi tenía su futuro económico asegurado, sin embargo opto por la propuesta del Señor, deja su seguridad por ir a la aventura bienaventurada con Cristo para asegurar la eternidad.

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