Por acción del Espíritu Santo. Sugerencias para la vida al contemplar el Evangelio, dimensionadas desde la vida laical.
martes, 21 de enero de 2014
"El Hijo del Hombre es Señor también del sábado"
«El decreto del Éxodo (34,21) buscaba al mismo tiempo el respeto a Dios y el descanso del hombre, no una nueva forma de esclavitud. Era el día de la asamblea comunitaria, apto para consultar a los profetas, para reunir amistosamente a todos los miembros de la familia, para ofrecer a Dios sacrificios especiales, para recordar la alianza que Dios ha hecho con el hombre (Is 56,4-6).Pero toda esta zona de gozo, descanso, amistad y servicio, se había sumergido, por obra de los fariseos, en un complejo tal de preceptos que la alegría había quedado aprisionada entre tan espesa red. Existían dos libros enteros (Shabbath y Erubin) dedicados a recopilar todas las prescripciones referentes al sábado, con nada menos que 39 grupos de actos prohibidos en ese día».
Para la sociedad de entonces todo se contaba desde el cumplimiento y el incumplimiento, desde la pureza o la impureza física visible, desde lo que era legal o ilegal. Para ese modelo religioso lo trascendente se entendía como muy lejano, distante, como la ley que no permite diálogo. Nuestro Señor Jesús viene a dar claridad a muchas cosas que se tenían en la cultura judía como una carga sin sentido. La ley, por ser ley, muchas veces deja de ser buena; y el Señor resalta a Dios y la dignidad del hombre. Por eso la religión tiene que estar constantemente en observación para que con sus prácticas no llegue a imponer la vida al servicio de las normas institucionales, muchas veces carentes de bondad y de fraternidad. El Concilio Vaticano II, dice: «El orden social y su progresivo desarrollo se han de subordinar en todo momento al bien de la persona, porque el orden de las cosas se ha de someter al orden de las personas, y no al revés. El mismo Señor lo advirtió cuando dijo que el sábado había sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado (cf. Mc 2,27)»
Quiere nuestro Señor Jesús, para el hombre, una experiencia de fe vivida desde la libertad y la alegría; dónde el amor, la unidad y la bondad sean el calibre, la medida. Con su vida, con su doctrina y su acción liberadora, demuestra que lo trascendental es lo profundamente humano, lo realmente cercano, lo verdaderamente vital. Que permite una conducta humilde, sensible y de contacto cristiano.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario