miércoles, 15 de enero de 2014

Curó a muchos enfermos de diversos males

Ha sido consagrado a Dios por su madre. Pero he ahí que Dios interviene, Dios le llama por su nombre. En las cosas de Dios ya no es solamente una ofrenda de sí mismo, . Es una "respuesta"... Dios toma la iniciativa, y Samuel ha de responder: será "sí" o "no". La diferencia esta en hacer algo por cuenta propia y "hacer lo mismo en respuesta a alguien que espera"...

“Antes del amanecer… Jesús se retiró al desierto a orar”
La oración une al alma con Dios. Aunque nuestra alma sea siempre semejante a Dios por su naturaleza, restaurada por la gracia, de hecho a menudo se distancia de su semejanza a consecuencia del pecado. La oración nos muestra que el alma debe querer lo que Dios quiere; reconforta la conciencia; la hace apta para recibir la gracia. Dios nos enseña así a rogar con una confianza firme de que recibiremos aquello por lo que rezamos; porque nos mira con amor y quiere asociarnos con su voluntad y con su acción benéficas. Nos incita pues a rezar por lo que le agrada; Parece decirnos: "¿Qué es lo que podría gustarme más que veros rezar con fervor, sabiduría e insistencia con el fin de cumplir mis deseos?" Por la oración pues, el alma se une con Dios"

El trabajo sin oración queda con el faltante, nosotros podremos ser buenos, hacer buenas obras,pero si no lo hacemos con Dios, pensamos que somos nosotros los poderosos. cuando nuestro trabajo esta acompañado de ofrecimiento sincero a Dios, Dios se complace, es convierte en un acto de gloria para Dios. Ahora bien en el trabajo duro lleno de preocupaciones, atención y dedicación, se podía decir que no queda tiempo para la oración; un ofrecimiento a Dios y una mirada a Dios no demanda tiempo considerable; ademas el tiempo es de Dios. El Señor nos enseña que debemos orar para hacer el trabajo, cualquiera que sea, el apostolado evangelizador sin oración no vale, el Espiritu Santo no vendrá a hacer la obra.


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