viernes, 1 de agosto de 2014

Que me escuche tu gran bondad, Señor.

El hijo de María y de José, “¿Acaso ella dio a luz por obra de su carne?”. Lo que obró el Espíritu santo, fue para los dos. Justo el varón y justa la mujer (cf.Mt.1,18) El Espíritu Santo, quien obra con el Padre y con el Hijo, dio el hijo a ambos. «¿De dónde saca éste esa sabiduría”? - ¿acaso no es: …? Si, (Dios). No supieron definir, como tampoco muchos hoy identificamos plenamente quien es Dios, como actúa, que hace, como lo hace, cuando lo hace, porque lo hace y para quien. De ahí los desvíos y los interrogantes. Por eso el gran misterio de la ceguera. “Por más que oigan no entenderán, y por más que miren no verán... Sus oídos no saben escuchar, sus ojos están cerrados. No quieren ver con sus ojos, ni oír con sus oídos y comprender con su corazón..” (Mt. 13, 14-15)

Los paisanos del Señor, conocían los orígenes y a sus parientes; pero desconocían el verdadero origen y parentesco más hondo, más radical, nunca supieron definir la concepción de que “Por él se hizo todo, y nada llegó a ser sin él.” (Jn.1, 3) No supieron acoger los signos que suministraba los antecedentes como anuncio de esa verdad. Tanto se había acostumbrado el pueblo elegido a que Dios siempre que se desviaba, Él venía en su rescate. Es igual hoy día, nos extraviamos por caminos oscuros y Dios en su infinita misericordia va y, de una manera u otra, nos suministra la luz para volver al camino; pero que tampoco, en la mayoría de los casos, caemos en la cuenta que es Dios el artífice. Somos incapacitados para decir de conciencia y de corazón, como Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.»(Mt.16,16 ».

El mismo nuestro Señor Jesús nos da la clave para poder entender y adquirir sabiduría: «Felices los que tienen el espíritu del pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos.” (Mt.5,3) los que son capaces de despojarse de todo lo que está contra la voluntad de Dios, los que logran empobrecer su conciencia de las cosas del mundo y enriquecerse con la sabiduría de Dios. El mismo Nuestro Señor Da gracias al Padre porque así lo quiso: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado." (Mt. 11,25) De manera que el camino de Jesús no es de triunfalismos o de vanaglorias, es de aceptación por la fe y lleno de esperanza, porque conduce a la vida – basado en el amor, “El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor.” (1 Jn.4,8)


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