sábado, 30 de noviembre de 2013

Dejando la barca y a su padre, le siguieron.


¿Cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.» nos dice san Palo. Y que nos falta pues, cambio de pensamiento, voluntad, obediencia, conocimiento, docilidad al Espíritu Santo.

El Evangelio de hoy nos dice que el Señor llamo a unos pescadores, además, pecadores, que el Señor fue formando para que fuesen sus apóstoles, base de su Iglesia. De manera que debemos entender plenamente la Iglesia católica no fue invención de esos hombres ni posterior, sino que fue fundada por Cristo. De manera que los Apóstoles no son unos santos cualesquiera, sino que por gracia, son el cimiento de la Iglesia fundada por Cristo, que vive hoy con base en la Escritura y la tradición y la imposición de manos y guiada por el Espíritu Santo.

En el presente día también, la Iglesia conmemora al Apóstol Andrés, quien fue como todo apóstol, un seguidor de Jesús, posteriormente un difusor del evangelio, y que según alguna leyenda fue un mártir de la fe, que amó más su adhesión a Jesús que su propia vida. El Señor fue donde estaba y lo invito a seguirle; esto nos indica que siendo testigos del Señor debemos también ir a invitar a otros a decirles que Dios quiere hacerlos pescadores de hombres. Miremos que el Señor no se quedó en el templo esperando que la gente acudiera, sino que fue a llevar su mensaje evangélico, a invitar a la conversión para que pudieran aceptar el Reino de Dios en sus corazones. Y la invitación es para un servicio diligente, así fue que sus discípulos experimentaron un cambio, no se quedaron con las redes, o sus oficios que antes tenían. Para nosotros en medio de nuestras actividades también podemos ser testigos de Cristo nuestro Señor.


jueves, 28 de noviembre de 2013

“Ensálcenlo con himnos por los siglos”


Los planes de Dios no son nuestros planes, la vida trascendente viene de Dios, aunque el maligno quiera oponerse, lo que Dios ha dispuesto se realizara a pesar de todo, por eso el Señor nos anuncia una gran tribulación; aunque nosotros nos opongamos al plan divino este será una realidad. El hombre desde nuestros primeros padres nos hemos opuesto a vivir conforme lo ha establecido Dios, para que al final de los días en la tierra, acontezca el regreso al Padre, quien nos colmara de sus riquezas eternas que causaran la verdadera alegría. Mientras más oposición a Dios más sufrimiento nos espera, los misterios de Dios incomprensibles para nosotros: no porque Dios lo quiera, sino que lo permite porque respeta nuestra libertad, al menos en medio del dolor muchos se convertirán. Lamentable que sea así, pero nos la historia nos lo ha mostrado: la expulsión del Edén, el diluvio universal, la destrucción de Sodoma y Gomorra, las penalidades del paso por el desierto, etc.

En que colaboro yo para que no sea Lucifer quien lleve a la perdición para desgracia de las almas, sino que sea Jesucristo quien nos lleve a todos a la gloria prometida. Quizás querremos salvarnos nosotros individualmente, pero en los planes de Dios no está contemplado el egoísmo. Quizás querremos pensar que como estamos ya estemos salvados, pero nos dice el Señor, quien quiera ser salvado, debe hacerse un humilde servidor por amor. O también que ya no hay remedio que desde ya hay que asumir la desgracia. Pero el Señor nos dice que ha venido a rescatar la oveja que estaba perdida. De todas manera así no nos corresponda vivirlo a nosotros, el fin del mal acontecerá a costa de sacrificio pavoroso de la humanidad; y con el pequeño resto que persevere hasta el final, será retomado el Plan divino. Por eso nos anima el Señor, “Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.” Pero entonces mientras tanto, a nosotros nos corresponde con menor tragedia permanecer adheridos a Cristo, iluminados por el Espíritu Santo hasta el final de nuestros días. Dice san Gregorio Magno: “Mientras se acaba el mundo, del que nunca fuisteis amigos, la redención que siempre deseasteis se acerca".


miércoles, 27 de noviembre de 2013

¡Ensálcenlo con himnos por los siglos!


La primera lectura nos muestra la falta de respeto con las cosas sagradas, que al fin al cabo es «El insulto a Dios», el hombre no respeta la libertad con que fue creado, se ha volcado al libertinaje. Y como esta hay muchas más maneras que el hombre emplea para deshonor de Dios. Atribuye a la angustia metafísica para practicar supersticiones y por la soberbia se abstiene a ser súbdito del verdadero y eterno Rey. Hoy Daniel nos recuerda «al verdadero Dios» y que «¡Dios es el que tiene en sus manos tu propio aliento!»

En el presente pasaje del Evangelio el Señor nos exhorta a ser fieles, comprometidos, dando testimonio de Él, con realismo en medio de la crudeza del materialismo. A confiar en el Señor ante las situaciones difíciles y que nunca nos abandona. A ser buenos discípulos de Cristo para que la Iglesia pueda proyectarse hacia el futuro desarrollando la misión que Jesús le ha encomendado. Es un llamado claro a la esperanza y al compromiso testimonial por la fe, con fidelidad y por amor. Aunque haya contradicciones, malas interpretaciones, persecuciones, desprecios, calumnias, (…) ¡Hay de nosotros cuando no aparezca cualquiera de estas desaprobaciones. Sera una mostración para darnos cuenta a quien estamos sirviendo.

Ahora bien, podemos estar en la dirección correcta pero no estar haciendo bien las cosas y nuestro momento histórico y la gente no está dispuesta a perder el tiempo frente a mediocridades o a faltos de conocimiento. La gente quiere saber la verdad. Que debe cambiar, como debe pensar y obrar. Quiere saber cómo ir en pos de Cristo. Como comportarse dócil al Espíritu Santo. Y que impide la vida cristiana. Cristo nos dio a entender que una sola cosa es necesaria. (Lc.10,42). Un joven le dijo que lo dejara ir a sepultar a su ser querido y el Señor le contesto: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú vé a anunciar el Reino de Dios.» (Lc. 9,60), la gente de hoy ya tiene mucho conocimiento de historia, no quiere cuentos o conferencias vacías, sus almas reclaman trascendencia, no pérdidas de tiempo. Es pues necesario que sea Dios mismo quien guíe a los testigos en su testimonio, que nadie pueda resistir ni refutar.


martes, 26 de noviembre de 2013

No quedará piedra sobre piedra



Tanto el Antiguo Testamento debe verse con Cristo, como también el Nuevo, Él es la piedra que ha destruido y destruirá todo reino, porque Él es el Rey. Todo reino que pretenda imponerse sobre la tierra será destruido. Su reinado y sus súbditos, es decir, su iglesia perdurara más allá del fin del mal, para una vida nueva. Mientras tanto veremos divisiones y destrucciones - (cf.Lc.12,49 ss) unos se opondrán a los otros, unos creerán tener la única verdad, aunque lo hagan equivocadamente. Los unos no dejaran actuar a los otros. Pero Dios no se queda quieto, nos instruirá el Espíritu Santo, así como por el caminar por el desierto Moisés dirigió a su pueblo, como preludio del camino que muestra Jesús, con la verdad, con luz, con alimento para tener vida, es también el Espíritu Santo quien anima, instruye, da orden y hace caminar sin extravíos. De manera que cualquier cantidad de cosas pasaran para tratar de dividir: por tanto debemos estar confiados siempre en la autoridad y fuerza de Dios con mucha fe. Decía hace poco el papa Francisco: “existe una fe que no pasa de ser |un barniz externo|; y existe, naturalmente, la que impregna todas las fibras de nuestro ser. Hacia ésta hay que caminar."

El pasaje de hoy presenta la situación de la primera guerra de los romanos contra los judíos desde el 66 al 70 d. C. como un reflejo espiritual. Quiere el Señor advertirnos de la necesidad de la precaución frente a los falsos mesías o salvadores que quieran mostrar a un Jesús a medias, dividido, imponiendo sus propios criterios soberbios buscando su propia fama. Poniendo como principal lo secundario, pero ocultando lo principal. Habra otros que proclamen e inciten al bienestar, a la complacencia de sentimientos como seguridad, dando ejemplo imagen o prestigio personal. Para dividir y destruir el templo vivo del Espíritu Santo.

Se avecina y ya lo estamos viendo que la lucha espiritual no será fácil de librar, porque el maligno arremete con todas sus fuerza, penetra allí donde nosotros los católicos inserviciales no actuamos con humildad y con oración. Por eso nos mostró el Señor todo lo que le procuraron a Él, para que cundo nos suceda a nosotros ya no sea extraño. Es por tanto, necesario actuar como soldados del ejército de Cristo, armados de humildad y de oración, guiados por el Espíritu Santo que es Dios. Con fe, sostenidos en la esperanza y ejerciendo la caridad; sin desviar la atención por los acontecimientos, sino caminando en pos de Cristo.


lunes, 25 de noviembre de 2013

Dar lo que se tiene, por amor


Dar todo lo que se tiene, es diferente a dar un poco de lo que se tiene. Unos daban incluso con abundancia, En versículos anteriores, Jesús denunciaba la codicia de los letrados que devoran los bienes de las viudas aparentando agradar a Dios. En el pasaje de hoy solo Dios podía saber la situación del personaje en cuestión. El Señor no nos dice nada de su intención, pero podríamos interpretar que para ella la causa era más importante que su propia seguridad, en tal caso se necesita tener una fe muy profunda para llegar al caso. Muy difícil de encontrar una persona de esta talla en nuestros tiempos. En cambio si los podemos ver en las apuestas del azar, quizás todos sabemos de alguien que ha sido capaz de perderlo todo cuanto tenía, por cuestiones de ambición, con la intención de ganar de tener más, y como resultado del azar lo pierde todo.

En lo material somos demasiado calculadores, egoístas y ambiciosos. Pero resulta que hoy día hay más personas vacías interiormente que necesitados de pan. Cuantas personas al parecer lo tienen todo y son necesitadas padecen hambre que no se puede calmar con lo que se consume ni con lo que se consigue materialmente. Estos mismos sufren y tratan de sosegar su sufrimiento por medio de complacencias de sus sentidos. Y al final piensan que la vida es esa, que la vida es así, que la vida es un tormento y angustia. El alma les clama en su interior que es lo divino lo que puede satisfacerlas, pero el pecado no lo permite y tratan de auto justificarse, incluso dando pero sin amor, sin ofrecimiento sincero, sin intención recta; por tanto no se cumple con los requisitos de la caridad.

Las necesidad de dar a conocer a Cristo, de facilitar para los demás un encuentro personal con el Señor, quien es dueño de todo y que lo colma todo y a todos. Hoy día apremia, es una urgencia. Nos basta con ver los noticieros, para darnos cuenta cómo están los vivientes de este mundo. No es suficiente saber que existe Dios, que Él nos creó. El conocimiento y el amor filial, nos lleva a considerarlo de ese modo. Pero la experiencia nos lleva a reconocernos como sus hijos únicos en este mundo y a sentirlo como nuestro Padre eterno. La experiencia del encuentro con Jesús, en consecuencia, es para dialogar, para llenarnos de su paz, para honrarlo, para quererlo, para glorificarlo en espíritu y en verdad. Nadie lo hará por ti, se trata de una relación personal, nadie puede hacerlo por ti. Si tú no lo haces ¿quién puede hacerlo por ti?




sábado, 23 de noviembre de 2013

No es Dios de muertos, sino de vivos


Difícil de creer para los de antes y también para los actuales sin fe, les cuesta demasiado creer en la resurrección y en las palabras y promesas de Dios. Nos dice san Pablo: Si nuestra esperanza en Cristo se termina con la vida presente, somos los más infelices de todos los hombres.”(1 Co.15, 19) La Resurrección de Jesús es ratificada por el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles. En la resurrección de Cristo encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer? y nuestra preocupación es a estar vigilante y permanecer en fidelidad. Y cuando celebramos su Resurrección, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte. Por eso después de la corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

Dios en el Antiguo testamento nos lo revelo que sus fieles ya después de haber abandonado la vida terrena están vivos. Lo ha dicho y lo ha cumplido, Dios es fiel a sus promesas de una vida sin fin. Por tanto Dios no puede abandonar al hombre al poder de la muerte. La resurrección de Jesús es el cumplimiento de esta promesa de vida plena y definitiva. "No se asombren de esto; llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán mi voz. 29 Los que obraron el bien resucitarán para la vida, pero los que obraron el mal irán a la condenación" (Jn.5, 28-29).

Nuestro Señor resalta que el matrimonio es una realidad propia de la vida temporal terrena y que la resurrección no es una prolongación de esta vida ocupando el cuerpo de barro. Que para los fieles es como un nacer a la vida definitiva junto a Dios. Que Dios es Dios de vivos y en ese sentido los patriarcas viven como lo manifestado en el acontecimiento de la Transfiguración del Señor, cuando hablaba con aquellos que habían partido hacía ya mucho tiempo antes. (cf.Mc.9,4)  Como ellos, todos somos llamados a compartir esa vida plena junto a Dios para siempre. “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25)


viernes, 22 de noviembre de 2013

Alabamos, Señor, tu nombre glorioso


“Parece ser que para Lucas esta escena de la purificación del templo se convierte en el objetivo de la entrada de Jesús en Jerusalén. Y así prepara el templo como lugar de su enseñanza, atentamente seguida por el pueblo, pero rechazada por sus dirigentes.Con esta acción de la expulsión de los vendedores”. Se puede subrayar que el celo por la casa de Dios es propia; y que cada judío siente el Templo como el más importante emblema religioso de la nación.

Al purificar el Templo «casa de Dios» Jesús desenmascara el comportamiento y el sentido mercantilista al que había llegado el pueblo judío. Que el Templo como emblema religioso y lugar de encuentro de la comunidad con su Dios, había pasado a ser emblema de opresión y centro de traficantes. Pero el acto de nuestro Señor Jesús es motivo para que a sus contradictores se les caliente la soberbia y ese mismo día deciden eliminarlo.

Ahora el culto nuevo se centra en la oración, en la escucha de la Palabra de Dios; pero el centro de la institución cristiana es la misma persona viva de Jesús, con su carne y su sangre donadas y dadas desde la cruz a la Eucaristía cada vez. También santo Tomás lo remarca bellamente: «Recumbens cum fratribus (…) se dat suis manibus» («Sentado en la mesa con los hermanos (…) se da a sí mismo con sus propias manos»). Es el Espíritu Santo obrando en la dirección de la Iglesia de Cristo.

A pesar de ver los aconteceres de este pasaje, aunque hayamos escuchado homilías a lo largo de nuestra vida, aún tenemos que aceptar que el Templo lo utilizamos como un medio mercantilista, donde yo voy, por cumplir y aprovecho el acto para pedir. Sin darle el verdadero sentido; sin reconocer las condiciones necesarias para asistir; ignorando que al templo vamos es a dar, porque ese es el querer de Dios. Pero dar que, reconocimiento, gloria, alabanza, agradecimiento, sentido comunitario. Purificación de nuestro espíritu.   


miércoles, 20 de noviembre de 2013

Al que sigue el buen camino le haré ver la salvación de Dios.


Cuando vemos llorar a una persona, vienen interrogantes a nuestra mente, nos conmueve y quisiéramos ser la solución de su problema; pero ver llorar a Jesús, tiene un significado trascendente que se nos hace difícil entender por ser algo mucho más allá de lo simplemente temporal. De Jesús, el Hijo de Dios, es admirable su gran atributo de humanidad; Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre semejante al hombre, ama no sólo a personas concretas, sino también a aquella ciudad, la gran Jerusalén, cuyos dirigentes la llevarían a la destrucción y ruina total.

“Es del todo evidente que ninguna ciudad de aquí abajo constituye el término de nuestro peregrinar en el tiempo. Dicho término está escondido en el más allá, en el corazón del misterio de Dios que todavía es invisible para nosotros; porque nuestro caminar es todavía en fe, no en la clara visión, y no se nos ha manifestado todavía lo que seremos. La nueva Jerusalén, de la cual somos ya ciudadanos e hijos, desciende de arriba, de junto a Dios. Todavía no hemos podido contemplar el esplendor de esta única ciudad definitiva, más que como en un espejo, de manera confusa, manteniendo firme la palabra de los profetas. Pero ya desde ahora somos ciudadanos de ella, o estamos invitados a serlo; todo el peregrinar espiritual recibe su sentido interior de este último destino.

Esta es la Jerusalén que han celebrado lo salmistas. El mismo Jesús, y María, su madre, en esta tierra, han cantado los cánticos de Sión al subir a Jerusalén: “Belleza perfecta, alegría de toda la tierra”. Pero desde ahora la Jerusalén de arriba recibe todo su atractivo sólo de Cristo, es hacia él que hacemos un camino interior.
” /PabloVI)


Al despertar, Señor, me saciaré de tu semblante.


Nuestro Señor Jesús exhorta a sus discípulos, una vez más a la vigilancia, a la esperanza y a que produzcan fruto con los dones que libre y generosamente les ha confiado. Es también, igual para nosotros hoy. Porque “nadie sabe el día ni la hora”. Si observamos detenidamente la vida y la doctrina de Cristo, encontramos en su persona un gran anhelo, una gran voluntad, una gran satisfacción, como querer de Dios: La salvación de las almas. Y eso mismo quiere que nosotros sintamos, anhelemos y pidamos la gracia para contribuir en la construcción del Reino desde ya en la tierra, construcción que se hace con alamas, no con lo material. En un segundo plano podemos descifrar que Dios quiere para la humanidad una vida digna, fraterna, en hermandad, por amor; y para ello se requiere una debida administración de toda la creación; desde ya como un anticipo de lo que será el Reino de los cielos. Como todo, requiere una decisión y tiene un costo, la entrega - el servicio, la obediencia; el interés lo pone el mismo Dios.

Cultivar y custodiar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al inicio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; quiere decir hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos. Benedicto XVI recordó varias veces que esta tarea que nos ha encomendado Dios Creador requiere percibir el ritmo y la lógica de la creación. Nosotros en cambio nos guiamos a menudo por la soberbia de dominar, de poseer, de manipular, de explotar; no la «custodiamos», no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que hay que cuidar. Estamos perdiendo la actitud del estupor, de la contemplación, de la escucha de la creación; y así ya no logramos leer en ella lo que Benedicto XVI llama «el ritmo de la historia de amor de Dios con el hombre». ¿Por qué sucede esto? Porque pensamos y vivimos de manera horizontal, nos hemos alejado de Dios, ya no leemos sus signos.” (¨Papa Francisco)


martes, 19 de noviembre de 2013

El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.


Zaqueo es cobrador de impuestos y además rico. Pero ese mismo puedo ser yo con mi propio nombre, quizás necesite crecer espiritualmente para poder ver a Dios, quizás necesite subir un poco en calidad, para escucharlo, para obedecerle; quizás tengamos que ir contra corriente, la gente puede impedirnos descubrir quién es el Señor, el árbol de encino puede ser nuestra humildad faltante, nuestro comportamiento consecuente. El Señor ha venido a buscar al que está perdido, es su voluntad universal, Él nos llama por nuestro propio nombre, valiéndose de los hombres para salvar al hombre.

Zaqueo según los relatos, lo tenía todo para vivir cómodamente, pero le faltaba algo, el encuentro personal con el Señor y por tanto siente la necesidad de vaciar su corazón para darle espacio a Dios. Se desapega, se entrega y hace reparación por sus culpas. Esto nos motiva para hacer un examen de nuestra deuda, de nuestra injusticia, para poder tener un encuentro personal con el Señor, para que venga a nuestros corazones para que ejerza su Reinado en cada uno de nosotros. Porque hoy quiere alojarse en nuestra casa.

Poco importa el ayer – es hoy – cuando el Señor detiene su camino, nos mira, nos está llamando, es hoy el encuentro personal, es hoy cundo debemos arreglar nuestra vida frente al visitante, nuestro Dios. Es hoy cuando Jesús te está mirando y te dice: «Hoy ha sido la salvación de esta casa” – de esta alma, templo vivo del Espíritu Santo.


lunes, 18 de noviembre de 2013

Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida


El pasaje del Evangelio nos presenta un acontecimiento de fe por parte de un invidente y un acto de poder del Señor, para aliviar la limitación física de este pisano de fe, que lo impulsa a llamar al Señor Hijo de David; los judíos sabían que el Mesías seria de su decencia. En esa época como hoy se resalta la falta de misericordia, de los que gozamos de todos los sentidos, para con los limitados. En nuestro país fuimos indiferentes, cuando los gestores de las leyes aprobaron la dosis personal, es decir cuando autorizaron a la gente a consumir los psicoactivos y por tal razón vemos a tantos postrados en la más desagradable miseria y ceguedad, como que eso no mueve a nadie. Sin darnos cuenta estamos haciendo apología a los actores de la muerte.

A mí me parce que hoy somos muchos los que no vemos, o mejor muchos los que estamos impedidos para ver nuestra ceguera espiritual, nuestra cultura de pecado; que difícil es reconocer como somos, que difícil, aún más, la conversión, el hecho de dejar nuestras culturas y gritar «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!», con la intención sincera para reconocer nuestro pecado, puesto que son muchos los que se cometen sin que lo reconozcamos; pedimos a Dios muchas cosas pero nos reservamos lo principal que es nuestra conversión, nuestra falta de luz, nuestro obrar conforme a la voluntad de Dios, creemos que como estamos, como actuamos, como pensamos, somos unos santos. Es una lucha y para poder librar la batalla hay que entrenar, alimentarnos y armarnos. Dialogo, conversión, corrección y vida sacramental.

Al llamado «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!», nuestro Señor Jesús, quiere donarnos de sus atributos divinos, que son la gracia, para que sea el Señor en nosotros, el reino de Dios está dentro de ti, (Lc 16,21) así como de los bienes eternos por los cuales quiere participarnos de su vida misma. Quiere hacernos entender que están en nuestra decisión, optar como decisión la adhesión a Cristo. Camino de fe que debe tener el ingrediente fidelidad. Entonces será una realidad las promesas del Señor que nos está diciendo hoy a nosotros "¿Qué quieres que haga por ti?".


sábado, 16 de noviembre de 2013

Recordad las maravillas que hizo el Señor.


“Orar siempre sin desanimarse”.- “Para mí, la oración, es un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de agradecimiento y de amor, tanto en el interior de la prueba como cuando me invade el gozo; en fin, es una cosa muy grande, sobrenatural que me dilata el alma y me une a Jesús.” (Sta. Teresita)

Todos estamos habidos del diálogo con nuestro Creador, todos tenemos dificultades, dudas, incertidumbres, inseguridad, osadías, (…) y para cada cosa y cada momento ha de ser con la presencia de Dios, con su aprobación; hablar con Dios es hacer oración, como podremos conocer a nuestro Creador, todopoderoso, si no dialogamos con Él. Para conocer a alguien no basta con saber que existe o leer su biografía, es necesario establecer un dialogo. Y el hablar con Dios es a través de la fe, de nuestra creencia en Él, de nuestra confianza en Él, y más agradable aun cuando es nuestra manifestación de amor por Él, desde el reconocimiento, nuestro agradecimiento y obediencia. Con la ayuda del Espíritu Santo. “Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, con gemidos inefables.”

“Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo. Y también haré lo que me pidan invocando mi Nombre. Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro Protector que permanecerá siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque está con ustedes y permanecerá en ustedes.”

Ahora bien, no todo lo que se nos antoje vendrá de manera providente, puesto que todo no nos conviene, porque puede haber algo más importante, porque para nosotros esta dispuesto algo mejor, porque todavía no es el momento, (…) Dios siendo misericordioso, también sabe nuestra intención, conoce nuestra fidelidad, nuestra obediencia y además sabe que pruebas debemos superar, para afianzar nuestra fe, nuestra fidelidad y nuestro carácter. De Manera que todo esto nos hace entender con razón la necesidad que tenemos de Dialogar con Dios.


viernes, 15 de noviembre de 2013

“Quien trate de conservar la vida, la perderá”


La primera lectura nos presenta un marco contra la legalidad, falta de reconocimiento y a la vez de deshonestidad, se le da crédito a quien no corresponde. Parecido, para entenderlo con un ejemplo: si yo entro a una sala de exposición de artes, observo una pintura que me llama la atención, la admiro y doy toda mi aprobación, pero nunca pienso en quien la hizo, el sentimiento que quiso poner en ella y su destreza. Estoy dando crédito solo a la obra y no a quien la pinto. Así pasa, idolatramos lo creado y no agradecemos al Creador.

La reflexión sobre los últimos tiempos, nuestro Señor Jesús, trae a la memoria los acontecimientos de Noé (cf. Gn 6-8) y de Lot con su consorte (cf. Gn 19,24.26) para reflejar como va acontecer la gran tribulación, cuando venga el Hijo del hombre. (Ap.14, 14-15); (Mt. 13, 37 ss) Nos quiere hacer caer en la cuenta que estamos viviendo una cultura meramente materialista, sin entender ni ver la trascendencia de nuestro ser.

“Comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían” apegados a sus propias seguridades, como suele suceder hoy; por eso el Señor nos advierte que podemos ser sorprendidos ahora cundo la humanidad está acelerando la venida del Señor, por tanto nos puede coger sin estar preparados. El hombre en vez de unirse a Dios para salvar al hombre; más bien se une con los hombres para darle crédito al diablo.

Lo apocalíptico no es para llenarnos de terror, sino para sacar provecho de lo que Dios dispone para nosotros, para nuestra liberación. Pero habrá que revisar nuestro comportamiento frente a Dios. Nuestra decidida marcha en pos de Cristo, dando la mano al que esté a nuestro lado, como servicio desinteresado, es decir la práctica del mandamiento del amor. El desapego por lo material, el dar la vida para ganarla; porque el que quiera ganar su vida por sus propias seguridades, la perderá. Nos dice el Señor: estén preparados, (cf. Lc. 12, 35 s)



          

jueves, 14 de noviembre de 2013

“La Sabiduría es reflejo de la luz eterna”


La primera lectura nos hace una amplia, aunque incompleta, descripción de los atributos de la persona del Espíritu Santo. Y el pasaje del Evangelio no dice el Señor: “El Reino de Dios está dentro de vosotros” Esto de las traducciones y de las interpretaciones, a veces es complicado. El fiat de María santísima, nos da la idea perfecta, cuando interpretamos que el Reino de Dios está dentro de nosotros. Pero en tal caso fue el medio para que el Verbo de Dios se hiciera carne y habitara en medio de nosotros. Pero Dios es Espíritu y puede habitar en comunión con nuestro espíritu y nuestra alma que está en nosotros.

De manera que para que el Reino de Dios este dentro de nosotros es por nuestra aceptación. Dios respeta nuestra libertad. Para ello debemos reunir, además, ciertas condiciones, no basta decir si, el Reinado implica subordinación y beneplácito. Debe haber una conversión decidida, debe estar limpia nuestra alma. Debe haber una intención recta, pura y desinteresada. Donde cada instante de nuestra vida seamos conscientes de la presencia de Dios, de dialogo con Él, hacer y aceptar su divina voluntad. Recibir su santa inspiración y vivir en su divina providencia.

Todo esto junto no es muy fácil, solo con la ayuda divina, se podrá lograr, es la fuerza donada la que nos capacita para la renuncia a Satanás y a sus obras, a desobedecer a lo que propone el mundo, nos capacita para reprimir las ambiciones y la soberbia. No es posible de un solo tajo, es poco a poco, a medida que bayanos pasando las pruebas, de la fe, de la obediencia y de la caridad. Y a medida de nuestra fidelidad, Dios nos va dando más.

«Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis.” Es una segunda explicación que el Señor quiso dar a entender, como un futuro, que aún no ha llegado, se refiere a los “últimos tiempos” al “fin del mal” pero así como el Hijo de Dios fue reprobado por esa generación; así también antes la humanidad tendrá que pasar por una dolorosísima “tribulación como no la ha habido jamás”. Donde se añorara la presencia de Dios, pero y no será tiempo de misericordia y Reinado, será el tiempo del poder de Dios con autoridad para ejercer justicia. Par pasar a un tiempo de “tierra nueva y cielo nuevo” dicho de otra manera conde ya no existirá el mal, porque ya habrá sido aniquilado completamente Lucifer y sus espíritus.

Con la aceptación del Reino de Dios en el hombre, la humanidad podría devastar a Lucifer y sus espíritus, como cumplimiento de la misión en el paso por este desierto, para mayor gloria a Dios. Pero como podemos ver el hombre prefiere continuar fuera del Reino de Dios. Entonces ya sabemos lo que nos corresponde. Por eso es que se hace tan difícil la unión como Nuevo Pueblo Santo (cf. Jn.17 completo)


miércoles, 13 de noviembre de 2013

“Ponte de pie y vete, tu fe te ha salvado”


Aquellos diez enfermos, marginados, excluidos, considerados indeseables; según la interpretación de la Ley de Moisés, consideraban esta enfermedad como un castigo de Dios por su pecado. Esta interpretación fue motivo como muchos otros para excluir a personas connaturales. Hoy día no es por mala interpretación sino en contra de la Ley, se margina, se excluye, se denigra y se somete para vedar la dignidad de la persona.

Dios sabia de la buena intensión de al menos uno de ellos, siente compasión por estos y por tanto les inspira a que salgan a su encuentro, para que sean sanados de su lepra. Piden compasión y como una manifestación del amor de Dios los sana con una condición explicita, «ld a presentaros a los sacerdotes.» (Según el ritual de la purificación de Lv 14,2),

Aquellos hombres esperan del Maestro «misericordia» acontece un contacto humano entres estos y JESUS, por medio del dialogo; y el Señor hace uso de la mentalidad legalista de los judíos los envía a que se presenten ante el sacerdote; según el relato se encaminan con fe para ver realizado el milagro en ellos, como una última esperanza ya que por la Ley eran desecho, los sacerdotes ni nadie hacia nada por ellos. Por medio del encuentro personal con el Señor y su Palabra sienten que quedan curados; nueve se encaminan en pos de sus opresores y solo uno de ellos regresa donde el artífice de la obra para manifestarle su agradecimiento y por este gesto, solo este se gana la santidad. Ante este acontecimiento el Señor no destaca el agradecimiento sino la fe y es por la fe que podemos reconocer la obra de Dios para poder ser agradecidos con Él.

A nosotros nos puede pasar y ocurre en las personas que, Dios hace obras en nosotros de una forma u otra y por falta de fe no podemos reconocerle su misericordia, menos agradecerle. Podemos pensar que fue obra de cualquier condición menos pensar que ha acontecido un acto divino en favor nuestro; somos ladrones, no damos testimonio, nos robamos la gloria para Dios. De diez uno. Hoy con alguna equivocación, de mil uno. Queda para nosotros: descubrir nuestras «lepras» e ideologías que nos aprisionan, ideas en contra de Dios; darle la mano al que esta caído para que se encamine en pos de Cristo, glorificar a Dios y pedirle con el Salmo: «Proteged al desvalido y al huérfano, haced justicia al humilde y al necesitado, defended al pobre y al indigente, sacándolos de las manos del culpable.» Amen.


martes, 12 de noviembre de 2013

"Somos simples sirvientes"


El evangelio nos recuerda que somos seguidores, discípulos del Señor. El discípulo es quien está en formación, el que se deja corregir y enseñar por el Maestro; para cumplir fielmente y de la mejor manera la tarea encomendada, lo que corresponde hacer, como trabajo apostólico, como amigos del Señor. Incluye en primer lugar el hogar luego los cercanos. Pero qué ocurre que nos preocupa demasiado por nuestra seguridad, hasta compramos seguros y los seguros no garantizan nada. Nos llenamos de conocimientos para un futuro seguro, y el futuro no da seguridad. A pesar de que los proyectos, tareas y actividades que realizamos diariamente estén llenos de triunfos y reconocimientos, no se debe solo a nosotros mismos, se lo debemos a Dios que es quien lo ha permitido. Por eso hay que darle crédito a las palabras de nuestro Señor Jesús: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."

El pasaje Evangélico de hoy me trae a la mente nuestra actualidad cuando las madres tienen que trabajar, para ayudar al sostenimiento del hogar, nuestra cultura las hace esclavas a esas heroínas, terminado su horario de trabajo, llegan a su casa, a pesar de su cansancio lógico, inician otra jornada para seguir sirviendo, falta aún los quehaceres del hogar, las tantas cosas y atenciones. Sin que por ello sean bien correspondidas ni agradecidas en la mayoría de los casos. Mas grave aun cuando son madres cabezas de hogar. Esto sucede por no hacer caso a lo ordenado con amor, por el dueño de todos, a las viudas no se les debe abandonar.

Los hijos ven, perciben y se culturizan en ese patrón de vida, de ahí que el futuro para la humanidad no es halagüeño. El hombre tiende a ser más irresponsable y desconsiderado, quiere ser un pequeño dios sin Dios. De ahí que el hombre no pueda llenar el vacío que siente dentro, ni podrá librarse por sí mismo de la esclavitud. Nos dice el libro de la Sabiduría: “Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia del diablo, y los de su partido pasarán por ella. En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios, y no los tocará el tormento.”

sábado, 9 de noviembre de 2013

El Altísimo consagra su morada.


La celebración de esta dedicada a la basílica de Letrán construida sobre el monte Celio, que es la Catedral del Papa, obispo de Roma. En ella residieron los sucesores de Pedro durante siglos y en ella tomaban posesión de su cargo. Y el pasaje del Evangelio nos narra la expulsión de los vendedores del templo, “la casa de mi Padre”. Aquellos vendedores tenían como objetivo vender sus pertenencias para obtener recursos, era una actividad económica. No un acto religioso en la casa de Dios, donde deben suceder solo actos religiosos.

Que diferencia puede haber a lo que acontece hoy día con nosotros cuando asistimos al templo, a la casa de oración y de adoración a Dios, donde debemos ir a darnos y a dar para la gloria de Dios. Aquellos no sabían, nuestro Señor Jesús no había explicado lo de la “adoración a Dios en espíritu y en verdad” (Jn.4, 23); hoy ya lo sabemos. De manera que la religión puede ser hueca y vacía, aunque sus apariencias sean espléndidas, si le falta el espíritu y la autenticidad. En este pasaje el Señor nos está criticando nuestra “vida cristiana” puede quedar sin corazón, sin la intención trascendente, y lo podemos convertir en un acto irreligioso para tratar de comprar a Dios, hacer trueque con Dios.

El pasaje de hoy no lo podemos asumir como una historia más, como algo que aconteció y que no nos diga nada a nosotros hoy día, recordemos que la Palabra de Dios es “viva y eficaz” actual en el tiempo, circunstancia y lugar. Quizás por falta de fe muchos no lo entiendan, también lo fue para los opositores del Señor en esa época, no entendieron «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.» su victoria sobre la muerte que es mucho más que la simple construcción de una obra material. Si el sentimiento del acto de asistencia al templo a la casa de Dios, no contiene el verdadero sentido, donde se obtiene la gracia para ser templos. Menos podremos darle la importancia para preparar nuestro templo donde quiere habitar Dios, ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? (1 Co.3, 16)


viernes, 8 de noviembre de 2013

“Los hijos de este mundo, más astutos que los de la luz”


La astucia del interesado no proviene de Dios. Aquel personaje del pasaje a la visa de los demás estaba haciendo una obra buena, de misericordia; pero en su interior no germinaba el mismo sentimiento, su intención era sacar provecho para sí mismo, para su seguridad. Se parece a aquel que por medio de sus astucias mundanas ha conseguido bienes materiales y por momentos escucha el lamento de su alma que le pide hacer lo correcto; entonces da limosnas para auto justificarse, no está haciendo una entrega como servicio, con amor, sino tirando algo para aparentar ser bueno.

“Los hijos de este mundo” entendido como los guiados por el maligno, los que se hacen sus servidores, en general viven una doble moral. Sus acciones, sus palabras y sus intenciones no son coherentes, porque dentro de su corazón hay un sentimiento bien distinto, un sentimiento egoísta, calculador y mezquino. Lejos de pretender la salvación de los demás, lejos de querer hacer la voluntad de Dios, incapaces de darse por amor en servicio. Los bienes del mundo los emplean para acumularlos en fortunas macros sin saber qué fin tengan. Para derrocharlos en francachelas escandalosas. Para reprimir y para imponerse. Para tratar de manipular el mundo a sus maneras y en contra de lo que Dios ha ordenado (Cf. Gn. 2, 15) confían en sus capacidades y en la seguridad material.

El caso del administrador infiel y deshonesto. Nuestro señor Jesús quiere poner esta parábola para que sirva como ejemplo a los “hijos de la luz” a fin de que estos empleen todos los medios de este mundo para ganar amigos para el Reino de Dios. (cf. Lc 16,9-11) - (Como es que para cometer pecado ideamos todo tipo de astucia guiados por el engañador y en cambio para hacer el bien somos tan lerdos e incapaces y no nos dejamos guiar por el Espíritu Santo). Equivocados aquellos que interpretan que en el pasaje evangélico, el Señor aplaude la violación de las elementales normas de la moral contempladas en el séptimo mandamiento. Tampoco está tolerando el engaño, la mentira, la trampa para hacer lo indebido.

Los hijos de la luz, son los que hacen la voluntad de Dios, los que obran guiados por el Espíritu Santo, con esperanza activa, con intensión de levantar al que esta devastado para que camine en pos de Cristo. El que lleva la verdad, el que obra con misericordia, el que se da por amor sin interés, porque está convencido que actúa en nombre de Dios quien quiere llegar a cada corazón para ejercer su Reinado amoroso y que aniquila la astucia del maligno.


jueves, 7 de noviembre de 2013

“Se alegrarán los ángeles por un pecador arrepentido”


Nos llama la atención el hecho de rechazar a los demás, creyéndolos más pecadores y quien los rechaza se cree santo. Esto como vemos fue antes y lo es hoy. Nosotros juzgamos lo que tiene que ver con la parte espiritual como si nosotros fuésemos los jueces. Al tiempo que omitimos el examen personal ayudados por el dialogo con Dios, para ver nuestro pecado. Nuestro Señor Jesús es criticado por preocuparse por los pecadores, lo persiguieron de tal modo hasta el día de la crucifixión, no obstante se le continúa persiguiendo hoy, en la persona que quiera la vida para el pecador, que quiera rescatar la dignidad de la persona humana. Precisamente porque el hombre de hoy esta involucrado en la cultura de la muerte, del individualismo, con mentalidad soberbia, los afanes del tener, del poder y de lograr fama; condiciones que por su razón propia llevan al escándalo, a la injusticia y que denigra al ser humano. Si bien es cierto que el pecado se comete por voluntad propia, es también por engaño, la mentira y la ignorancia.

La voluntad, la misericordia y el amor de Dios como valores supremos eternos e inagotables; están dispuestos para elevar al hombre a la dignidad como hijo de Dios, para rescatarlo de la bajeza donde lo ha consumido el pecado y la sociedad al servicio del maligno. Dios visita de un modo o de otros al pecador para que acepte sus promesas, solo requiere un si con decisión, para que Dios haga su obra maravillosa, con autoridad sobre toda contradicción. Todo eso no es por hablar un poco más sino porque Dios lo dice, lo he visto y lo he experimentado. La alegría y gozo que siente el pecador al llegar a una reconciliación bien hecha, no es percibida en medio de los placeres del mundo, es bien distinta por ser providente. El pecador siente gozo como manifestación de la alegría en el cielo, la alegría de las creaturas angélicas en la presencia de Dios, al contar con un triunfo más. Es el sentir del alma que percibe el gozo Divino compartido. Por tanto que maravilla contribuir en el rescate de la oveja o de la moneda, para que la fiesta y el gozo en el cielo sea permanente. Cada alma rescatada es un golpe, bajo donde duele, al maligno. Si el hombre se pusiera de acuerdo para derrotar al enemigo con la humildad y el poder de Dios, la humanidad no tendría que pasar por la horrorosa tribulación, que será el acontecimiento final que aniquilará por completo al diablo y sus espíritus; al pecado y al pecador.


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Hay que cargar con la cruz y seguirlo


El seguimiento de Jesús: implica dejar la carrera, detenerse y recapacitar. Es una decisión con plena libertad. Es una decisión por amor, mas no por interés. Posponer o dejar para luego y en primer momento debe estar Dios, siempre. Examinar y posponer todo lo que impida cargar la cruz y seguir en pos de Cristo. Nos dice que debemos dejar todo lo inquieta nuestro corazón, déjalo a los demás y tú sígueme. Pero el mismo Señor nos dijo que deberíamos cumplir el mandamiento del amor y como podremos dejar a los demás y solo seguir a Cristo. Habría que entender que el amor por los demás se manifiesta en servicio y el amor a Dios en adoración. Si no descuidamos el amor a Dios, Él nos concederá la fuerza para cumplir con el mandamiento del amor en los demás de la manera adecuada y a la vez cargando la cruz, puesto que esa es su santa voluntad. Y este amor manifestado en los demás se hace de este modo, agradable a Dios.

De manera que es indispensable hallar la razón en nosotros, en principio no es una imposición. Los apegos que luego se convierten en ídolos, nos impiden amar y adorar a nuestro eterno Hacedor, Dios no ha creado y luego nos dio la vida terrena para pasar la gran prueba, y para esto no nos ha dejado solos, bien sabe que nos perderíamos, nosotros solos no hallaremos la puerta pequeña, el camino dificultoso. El hombre una y otra vez se ha dejado engañar y ha creído en la mentira del enemigo. Por tanto Dios debió enviarnos a su Unigénito a hacerse camino de luz, verdad y razón, y vida y alimento para conservarla: a fin de poder regresar a disfrutar del premio por la misión cumplida. Y nos envió al Espíritu Santo quien se complace en animar, en instruir y capacitar para no caer en las manos del enemigo. Para Hacer lo que debemos obrar y para hacerlo de la mejor manera, además. Por eso esta decisión ha de ser puesta en manos de Dios. De lo contrario sería como aquel que quiso edificar pero que no puedo concluir, es decir quiso irse por los atajos, por sendas de figuraciones y cayó en manos del maligno. La batalla pues, no podremos darla solos ha de ser con todas las armaduras que nos otorga Dios. Así el maligno no tendrá que ver con nosotros y huirá. “Por eso, estad sujetos a Dios. Resistid al diablo, y él huirá de vosotros” (Stg 4:7)


martes, 5 de noviembre de 2013

“Cada miembro está al servicio de los otros”


La primera lectura en la Carta a los Romanos es una propuesta de amor ante la cultura del individualismo salvaje en que se ha involucrado la gente de nuestra época. También es la exhortación a la intercesión del Señor “No ruego sólo por éstos, sino por los que van a creer en mí por su palabra: que todos sean uno; como Tú, Padre, en mí y yo en Ti, que así ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado". (Jua 17: 20-22) Como miembros de la iglesia Dios nos confiere la vocación, el llamado a pertenecer y vivir en su ¡comunidad! “»Así también el cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si dijera el pie: «Puesto que no soy mano, yo no soy del cuerpo? ¿Dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Y si el oído dijera: «Puesto que no soy ojo, no soy del cuerpo» dejaría de ser parte del cuerpo por eso? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde quedaría el oído? Y si fuera todo oído, ¿dónde quedaría el olfato?”(1ª. Corintios 12, 14-17)

La invitación: banquete y comunitario - fiesta singular donde no cabe tristeza, Dios la hace extensiva a todos, pero no todos aceptan la vocación, no todos aceptan la invitación; la invitación la hace Dios, valiéndose de sus servidores. Todo invitado acude porque alguien lo invita, pero a esta cortesía de Dios, muchos no la aceptan, muchos ponen de por medio sus ocupaciones, sus condiciones, su estado, los afanes, preocupaciones, por el individualismo y a soberbia (…) Los apegos no les permite acudir a la invitación para entrar a participar plena y gozosamente en la vida comunional. Las auto invitaciones, sin las debidas condiciones también las rechaza Dios. Sin embargo el Señor le dice a sus servidores: “insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.” Ninguno de aquellos que despreciaron la gentileza de Dios, quien llega una y otra vez a tu puerta para invitarle, valiéndose del hombre para salvar a los hombres. Que el Señor nos libre de auto invitarnos indebidamente o rechazar el llamado. Dios elige a quien quiere. Hasta a los que no se lo merecen.


viernes, 1 de noviembre de 2013

Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor.


“Creo en la comunión de los santos”
Según nuestro Catecismo: 946-Después de haber confesado "la Santa Iglesia católica", el Símbolo de los Apóstoles añade "la comunión de los santos". Este artículo es, en cierto modo, una explicitación del anterior: "¿Qué es la Iglesia, sino la asamblea de todos los santos?" (San Nicetas de Remesiana, Instructio ad competentes 5, 3, 23 [Explanatio Symboli, 10]: PL 52, 871). La comunión de los santos es precisamente la Iglesia…

La comunión de la Iglesia del cielo y de la tierra: "La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales" (LG 49). La intercesión de los santos. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (LG 49):“No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida” (Santo Domingo, moribundo, a sus frailes: Relatio iuridica 4; cf. Jordán de Sajonia, Vita 4, 69).Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra (Santa Teresa del Niño Jesús).

La comunión con los santos…: En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (LG 50)… En la única familia de Dios. "Todos los hijos de Dios y miembros de una misma familia en Cristo, al unirnos en el amor mutuo y en la misma alabanza a la Santísima Trinidad, estamos respondiendo a la íntima vocación de la Iglesia" (LG 51).

En conclusión: La Iglesia es "comunión de los santos": esta expresión designa primeramente las "cosas santas" (sancta), y ante todo la Eucaristía, "que significa y al mismo tiempo realiza la unidad de los creyentes, que forman un solo cuerpo en Cristo" (LG 3).Este término designa también la comunión entre las "personas santas" (sancti) en Cristo que ha "muerto por todos"(2Co 5,14), de modo que lo que cada uno hace o sufre en y por Cristo da fruto para todos.(Cat. 961)

Con la solemnidad litúrgica de todos los santos consagrados por la Iglesia y santos y santas anónimos son esos que han sabido hacer la voluntad de Dios. Hombres y mujeres de diversos pueblos, oficios y condiciones de vida. Esa gran muchedumbre que -según el vidente del libro del Apocalipsis- nadie podía contar. Pertenecientes a todas las razas y tribus y pueblos y lenguas. La santidad es un mandato de Dios en Mat 5:48: “Por eso, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (cf. Lv.19, 2; Dt.18,13; 1 Pe. 1,16; Sg.1,4) Está a nuestro alcance y para el efecto contamos con la ayuda divina.