miércoles, 31 de julio de 2013

Santo eres, Señor, Dios nuestro.


En el pasaje del Evangelio que leemos hoy, nuestro Señor Jesús quiere comunicarnos el valor supremo del Reino de los Cielos. Este Reino con abundancia de dones, belleza y que colma toda ambición, no es un lugar cualquiera, es de gran valor, por tanto el hombre no puede adquirirlo de inmediato, este debe ir a reunir las condiciones y actitudes para alcanzarlo. En primer lugar ha de ser con la ayuda divina, porque tampoco es algo que se pueda comprar con dinero ni canjear por algo material. Pero Dios se vale de muchos medios para atraer a quien tiene buena intención, en muchos casos se vale del dolor, del sufrimiento porque allí el hombre si se percata de su miseria, de su necesidad «Nunca falta de ayudar a quien por Él se determina a dejarlo todo» (S. Teresa de Jesús, Cam. Perf. 1,2).

Para lograr este valor supremo el hombre debe asumir la actitud de dejarlo todo en un segundo plano, posponer sus propios planes, dejar de confía en sus propias fuerzas, con plena decisión posponer la importancia de lo material para poner a Dios en todo momento en el primer lugar, permaneciendo y perseverando con gratitud. Como vemos no es fácil asumirlo por fe, tampoco es fácil cambiar nuestras propias costumbres, maneras de pensar y apartarnos del medio en que nos movemos. Y mucho más difícil cuando se goza de bienes materiales suficientes para complacer los antojos del cuerpo. Comúnmente se dice que al poseer riquezas ya se siente realizado, pero esto es sofisma porque por más bueno que se considere esta persona, por temor a perder y por la ambición de lograr algo más, este comete injusticia y que en muchos casos pasa como desapercibido.

Como la alegría del hallazgo de este tesoro, no precede de algo sino de alguien que es “Dios con nosotros”, que nos ama, nos perdona, nos libera, nos sana, nos reconforta, nos llena de paz, (…) aceptemos su Reino en nuestro corazón, dejemos que sea quien dirija nuestra existencia; Él lo sabe todo, quiere darnos todo a medida de nuestra fidelidad, nuestro compromiso, nuestra entrega, nuestro obrar, nuestra intención, nuestra fe y nuestra aceptación de su divina voluntad. Es nuestro Señor Jesucristo quien nos puede llevar al Reino de los cielos, si dejamos todo (conversión) por estas condiciones y actitudes.


martes, 30 de julio de 2013

Explícanos la parábola de la cizaña


Dios se parece al agricultor que siembra trigo en su campo, pero este Agricultor tiene un enemigo incapaz, desgraciado que por soberbia quiso usurpar un lugar que no merecía; y busca como vengarse, cobardemente se vale de artimañas, pone allí en el campo una especie distinta que su fruto envenena. Dios ha puesto al hombre en esta tierra para que crezca espiritualmente y obtenga la vida, llegue al conocimiento pleno de la verdad mediante la obediencia; mandato que no cumplieron nuestros primeros padres. Ayer como hoy el maligno propone sofismas, engaños, tretas, para que el hombre desobedezca a Dios y corra la misma suerte que él, la desgracia, la condenación eterna sin Dios.

Para Dios sería más fácil acabar con los desobedientes, los que se han aliado al maligno sin percatarse del daño que se causan y que escandaliza. Sin embargo, prefiere esperar al tiempo de la siega. Sólo al final se distinguirá claramente el trigo de la cizaña. Pero cuál es ese final, en primera instancia el juicio particular y luego el juicio final y eterno. La parábola del trigo y la cizaña para el hombre de hoy parece figurada, imaginaria; quizás el mandato de la obediencia para nuestros primeros padres pudo ser igual, pero nos dejaron una herencia muy pesada. Si el hombre de hoy no se Hace obediente a Dios, se hace partidario del maligno y no solo se condena sino que deja una sucesión muy pesada a su alrededor. «Se esfuerza para no morir el hombre que ha de morir; y no se esfuerza para no pecar el hombre que ha de vivir eternamente» (San Julián de Toledo).

La clave para obedecer a Dios está en el mandamiento del amor. Quien ama participa de los dones de Dios, de su paz, de su protección. Solo quien ama puede diferenciar el trigo y la cizaña, el bien y el mal. Por el amor que Dios siente por todas sus criaturas quiere su salvación, quiere que todos regresemos al origen después de pasar la prueba, después de haber batallado contra las propuestas del maligno. Dios quiere que al final lleguemos a gozar de sus promesas en el reino de los cielos. Es una propuesta abierta para quien quiera acogerla y en el momento que quiera, es como dos caminos puestos para nuestra libre elección: aceptar la gloria, que demanda sacrificios pues se trata de una batalla espiritual. O consumirse en la desgracia, que en principio por engaño se nos ofrece venturas para el cuerpo y que al final será desgracia para el alma. El destino de la cizaña (los servidores del maligno) es la desgracia eterna. Y el destino del trigo la buena semilla (los discípulos del Señor) es brillar, por su pureza donada, como el sol en el Reino de los cielos.

Porque estamos en el año de la fe y por conveniencia, los invito a leer la primera encíclica del papa Francisco: http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=520 


lunes, 29 de julio de 2013

Bendigo al Señor en todo momento


San Juan destaca el papel importante del Espíritu Santo para guiarnos en la verdad y en el amor.
Guiados por Él no tendremos que dudar de nuestra fe, ni hablar mal, ni criticar sin fundamentos; pero ¿qué pensar cuando se trata de maneras de ser y de actuar dentro del seno de nuestra misma Iglesia? ¿Debemos apoyar a ciegas? Si Dios nos ha hecho libres y Nuestro Señor nos ha dejado su doctrina y el Espíritu Santo es quien nos guía, no podemos complacer el parecer de personas, ni corrientes sociales, mundanas. Es deber nuestro tomar conciencia y pensar de acuerdo con los criterios del evangelio y con docilidad dejarnos guiar por el Espíritu Santo. El verdadero cristiano, en primer lugar, por fe cree en el amor de Dios. Y nos dice san Juan “no es que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero y envió a su Hijo como víctima por nuestros pecados”. El dinamismo del amor anima a toda la creación y tiene su fuente en Dios-Amor. Por eso Dios quiere habitar en comunión con nuestro espíritu.

En el pasaje del Evangelio encontramos la figura de santa Marta, inquieta por los trabajos domésticos, mas no de la persona de Cristo, por tanto se gana esta frase: «Marta, Marta, tú andas preocupada y te pierdes en mil cosas: una sola es necesaria”, en vez de escuchar al Señor se preocupa por María que está presta a las palabras del Señor. Muchas cosas son necesarias en la vida doméstica. Pero si con todo eso ya no queda tiempo para escuchar, para meditar la Palabra de Dios, incluso para hablar con Dios el dueño de todo; si no trabajamos por la dignidad de la persona, si no decimos o actuamos contra la injusticia, la corrupción y la violencia. ¿De qué vale esa vida?

“María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada” y para nosotros hoy que es lo que nos falta para que esa única y necesaria parte que no se nos quitara, podamos poseerla. ¿Si escuchamos la Palabra de Dios? ¿Si nos congregamos decididamente al grupo de Jesús sin miedo al qué dirán? ¿Si podremos dejar en segundo plano las cosas de este mundo para atender primordialmente lo necesario para la vida eterna? “Por lo tanto, busquen primero su reino y su justicia, y se les darán también todas esas cosas” (Mt. 6,33) – “Trabajen, no por el alimento de un día, sino por el alimento que permanece y da vida eterna. Este se lo dará el Hijo del hombre; él ha sido marcado con el sello del Padre” (Jn.6, 27) - «No es correcto que nosotros descuidemos la Palabra de Dios por hacernos cargo de este servicio” (Hch. 6, 2)


sábado, 27 de julio de 2013

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza


La parábola que nos ofrece hoy el Señor nos lleva a una identidad y a unas preguntas: A sabiendas que el Reino de Dios tiene enemigos ¿en quienes nos hemos convertido cada uno de nosotros – trigo o cizaña? ¿Qué fruto estoy produciendo? ¿Qué destino me espera? Las plantas como tal producen lo que deben producir, pero que el Señor tomas dos de ellas para hacer la diferencia. Pero nosotros si fuimos creados para cambiar para hacer lo uno o lo otro - trigo o cizaña. Cambiantes porque podemos dejar de ser trigo para volvernos cizaña o podemos dejar de ser cizaña para convertirnos en trigo que es alimento. Dios quiere alimento vital para su Reino y el enemigo pone allí un aparente alimento pero que en definitiva es un producto que envenena, que mata y el destino es fatal.

Por tanto todos estamos llamados a ser plantas productoras de alimento vital, de salvación, de vida. Es claro nuestro deber para que el divino designio de salvación alcance más y más a todos los hombres de todos los tiempos sin distinción de ninguna índole; conforme a las posibilidades y las necesidades.sin vanaglorias pero conscientes que todos somo necesitados del alimento divino. En el mundo en que vivimos son más los necesitados de este alimento providente que del pan como sostén vital para el cuerpo (muchos tienen vienes materiales de sobra, pero carentes del buen trigo). Y si nos convertimos en el buen trigo Dios pone la levadura para que se vaya expandiendo el Reino de Dios en medio de los hombres, es decir cada vez será mayor el número de creyentes que quieran aceptar el Reino de Dios en sus corazones.

Hoy sábado roguemos a nuestra Madre celestial para que nos ayude a todos a ser buena semilla para el campo del Señor, para transmitir a los demás los valores que los hagan artífices de un mundo mejor, más justo y en paz providente. “Con tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría” (Papa Francisco)


viernes, 26 de julio de 2013

Señor, tú tienes palabras de vida eterna


¿Cómo habremos de lograr que se realice lo que dice Dios del hombre dichoso? mediante la escucha y la puesta en práctica de todo lo que Él nos dice, para ello habrá que leer y releer, escuchar, obedecer y practicar con fidelidad y perseverancia. Y es por obra del Espíritu Santo, quien lo funde en nuestra alma como ciencia infusa y fortalece nuestro espíritu para ganarle a la voluntad de nuestro cuerpo carnal; es el Espíritu Santo quien nos concede los dones divinos y es quien nos habilita para el cumplimiento del mandamiento del amor. Lo que vemos hoy en las lecturas es suficientemente elocuente, pero si no es por la ayuda pedida al Señor y dador de vida, aunque lo leamos y lo entendamos, puede ser mensaje de un día para luego olvidarse o al menos, lejos de poner en la práctica. De tal manera que lo que llamamos nuestra disposición, no es otra cosa que la aceptación de la presencia y el obrar del Espíritu Santo; siendo conscientes de ello, estaremos en la obligación de ser dóciles con escucha para que nos lleve a la corrección con su divina gracia y es por nuestra fidelidad como el Señor día a día va puliéndonos, como el escultor da la forma a su obra a punta de cincel y martillo.

Por más que nos esforcemos nuestro progreso quedara corto si no es con la ayuda del Espíritu santo, “el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto” pero no es por nuestras fuerzas ya que nuestra voluntad tiende a lo carnal y es voluble, por tanto nos puede engañar. Es preciso más bien acogernos a nuestra intención que es más del espíritu; si nuestra intención es recta, Dios nos ayuda, nos protege, nos forma y nos envía. Nuestra intención en primera instancia sea por la contemplación del Espíritu Santo que quiere habitar en comunion con nuestro espíritu y nuestra alma, durante todo nuestro acontecer. Y para darnos cuenta de nuestro crecimiento espiritual, la principal muestra segura es la humildad, porque si aflora en nosotros el deseo de ser vistos como importantes, de ser alabados, con voluntad de sacar provechos personales, estaremos lejos de la acción del Espíritu Santo y lo que hay en nosotros es una gordura de soberbia por la cual queremos, en definitiva, ser dioses sin Dios. Muchas veces nos auto justificamos tratando de ser buenos, pero Dios espera más de nosotros, la cosecha haciéndola crecer con su gracia. De manera que no es una pasividad sino una actividad colaboradora con la gracia de Dios que transforma.

Los santos de hoy, Joaquín y Ana, discretos enseñaron y educaron a María en la docilidad espiritual y a hacer suya la Palabra de Dios, ayúdanos a nosotros también, con su intercesión ante el Espíritu Santo para que forje nuestra intención obediente por amor, a aceptar la presencia divina para recibir la gracia y poder vivir la voluntad de Dios.


 


jueves, 25 de julio de 2013

Llevamos en nuestros cuerpos la muerte de Jesús.


“Santiago es para muchas personas, especialmente jóvenes y no muy cercanas a la fe, más un lugar, una ciudad, que una persona. El atractivo que durante siglos ejerció Compostela, acreditado ya hace tiempo, se ha intensificado en los últimos años, y son miles quienes de modos muy diversos (en bicicleta, a caballo, a pie…) se dirigen a la ciudad del Norte de España. Pero Santiago es -sobre todo- un apóstol, un discípulo del Señor. Un discípulo tan recordado que se apela a él desde grafías muy diversas: Jaime, Jacobo, Yago…

Santiago es uno de los apóstoles de los que tenemos más datos bíblicos. Hermano de Juan, es uno de los elegidos para ser testigos de acontecimientos bien importantes: la curación de la suegra de Pedro, la resurrección de la hija de Jairo, la transfiguración, la oración en el huerto… Santiago es también el primero de los apóstoles en derramar su sangre por Cristo, como atestigua la primera lectura de hoy (Hch 12, 2).

Llamado por el mismo Jesús ‘hijo del trueno’ (Mc 3, 17), las Escrituras nos hablan del carácter impetuoso del apóstol, de su deseo de que caiga fuego del cielo sobre quienes niegan hospedaje a Jesús, de su cobardía inicial a la hora de acompañar al Señor que caminaba hacia la cruz… El episodio que el evangelio de hoy nos narra, en el que quizá Mateo trata de esconder a los Zebedeos tras su inocente madre, habla también de ese carácter.

Debemos muchas cosas a Santiago. La historia de la fe de quienes oramos en español está llena de su presencia y de frutos de su intercesión. Pero también debemos agradecer que su sinceridad abriera la puerta a que Jesús nos dejara una enseñanza tan hermosa como la que hoy se nos proclama: ¿para qué vivimos?, ¿quién es el verdaderamente grande entre nosotros? Leamos con calma el evangelio de hoy sin dejar de interceder por los jóvenes reunidos en Río.

Gracias, hermano Santiago, por tu continuo velar sobre nuestra fe. Gracias por tu ejemplo y coherencia. Gracias por haber dejado que el Evangelio modelara tu carácter. Gracias por avivar en tantos el deseo de bondad, de belleza, de paz. Condúcenos a todos al que es la Verdad.”

miércoles, 24 de julio de 2013

Les habló mucho rato en parábolas


Por: Pedro Belderrain, cmf
“¡Por fin un día de feria!”, pensarán algunos hermanos. Es verdad; las fiestas nos agradan, pero al mismo tiempo pueden llegar a cansarnos. Hoy, de todos modos, la Iglesia recuerda también a algunos santos que podemos venerar. Les invito a fijarse en uno: el presbítero Sarbelio (Chárbel) Makhluf, de la orden de los maronitas libaneses, que vivió de 1828 a 1898, beatificado en 1965 y canonizado en 1977. Su condición de cristiano de Oriente recuerda la universalidad de nuestra fe y la coexistencia al interior de nuestra Iglesia católica de diversas tradiciones, ritos y sensibilidades. El Espíritu del Señor sigue usando mil caminos para hablarnos; no nos empeñemos en ponerle barreras y fronteras.

La figura del P. Chárbel evoca también la pasión por descubrir la voluntad del Padre que hemos contemplado ayer y anteayer en Brígida y María Magdalena, y pone ante nuestros ojos la importancia del desierto, de la dedicación en profundidad a la oración y de que no concedamos en nuestras vidas a los ajetreos del mundo un lugar que no merecen.

En el desierto encontramos en la lectura del Éxodo al pueblo de Israel. Como tantas otras veces sus actitudes se parecen mucho a las nuestras. Quienes han sido singularmente amados por Dios, quienes son objeto de su preocupación y cariño, quienes han sido librados de la mano opresora del Faraón, añoran las ollas de Egipto y tiempos pasados que parecen mejores. (¡Cuántas veces hemos vivido episodios semejantes en el caminar postconciliar de la Iglesia!; ¿creemos de verdad que es el Señor quien guía su barca?). El desierto no se presenta atractivo, como tampoco lo son a primera vista muchas de las puertas estrechas que nos invita a cruzar el Señor.

Pero su fidelidad brilla sobre todo y en toda circunstancia: “haré llover pan del cielo”, “al atardecer comeréis carne y a la mañana os saciaréis de pan”. Dios Padre sigue ofreciéndonos de muchos modos pan del cielo. Y uno de esos modos por excelencia es su misma Palabra, esa palabra que tantos desconocen y que nosotros tenemos la gracia y el privilegio de escuchar; esa palabra que el Sembrador sale a diario a sembrar encontrando acogidas tan diferentes: Santos y santas de Dios, ayudadnos a ser tierra buena que acoge la Palabra. Enseñadnos a preparar nuestro corazón para que el Señor pueda darnos cada día la ración de verdadero pan del cielo que nos convenga.


martes, 23 de julio de 2013

Éstos son mi madre y mis hermanos.


"2.1 Para la mayor parte de los cristianos no católicos el pasaje del evangelio de hoy es una demostración de que Jesús tuvo hermanos y hermanas, que ellos suponen hijos de José y María. Ya uno no debería tener que aclarar esas cosas pero puede ser saludable para muchos, así que comentemos un poco el tema.

2.2 Ante todo hemos de recordar que, aunque en griego existe la palabra para decir "primo", ese término no existe en el arameo corriente, y lo más frecuente para la lengua y la mentalidad en que vivió nuestro Señor era simplemente llamar "hermanos" a los parientes, como vemos que por ejemplo Abraham llama "hermano" a Lot (Gén 13,8), que en realidad era su sobrino (Gén 11,27).

2.3 Además, en la escena del evangelio de hoy aparece María con algunos de estos "hermanos y hermanas". Mas en la crucifixión no hay nadie, y Jesús confía su madre al cuidado de un discípulo, Juan (Jn 19,26-27). Esta escena sería superflua y por completo ajena a la mentalidad hebrea si María hubiera tenido más hijos.
"



lunes, 22 de julio de 2013

Mi alma está sedienta de ti, mi Dios


En los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas, se relata que el grupo de mujeres discípulas fueron juntas al sepulcro la mañana del domingo. En cambio el evangelio según san Juan tiene la particularidad de nombrar solamente a María Magdalena. San Agustín lo explica de esta manera: "Según relata Juan, fue María Magdalena, sin duda en compañía de otras mujeres que habían servido al Señor, mucho más ferviente por su amor, hasta el punto de que Juan la menciona solo a ella, silenciando a las que fueron con ella, como atestiguan los otros" (Concordancia de los evangelios, III, 69).

Hoy celebra la iglesia la conmemoración de santa María Magdalena, (la apóstol de los apóstoles) Toda la Iglesia se complace con gozo y provecho desde nuestra fe. María quien no ahorro perfume sino que lo dio por amor al Señor; tal vez era lo de más valor y significativo que poseía, pero el Señor toma su alma que es lo más preciado para Él, por eso la santifica. La vida y el ejemplo de María de Magadala, pueden servirnos de ejemplo de vida, para muchos no convertidos y también para para quienes estamos en camino de conversión. Si muchos son nuestros pecados y si nos acogemos al Señor por amor, mucho se nos perdona. Por “salto de la fe” «se llega por lo que la Biblia llama conversión o arrepentimiento: sólo quien cambia la recibe» (Papa emérito Benedicto). Conforme a las escrituras este fue el primer paso de María. También ha de ser para cada uno de nosotros, como actos reiterados, perseverando en lo que lleva a la trascendencia.

Podemos rescatar algunas características de esta santa mujer, lo de mayor importancia, su amor a Dios, su fe a sabiendas de sus tantos pecados supo a quién acudir en pos de su perdón para alcanzar del Señor la liberación, la sanación y la protección. Es digno de admirar su servicio, como nos narra la sagrada escritura. Su valentía el ánimo para acompañar al Señor en el momento de su crucifixión, hasta donde le fue permitido y muy de mañana todavía casi oscuro fue a la tumba del Señor para embalsamar su sacratísimo cuerpo. «En la mañana de la Pascua (…), a María Magdalena que ve a Jesús, se le pide que lo contemple en su camino hacia el Padre, hasta llegar a la plena confesión: ‘He visto al Señor’ (Jn 20,18)» (Papa Francisco).


viernes, 19 de julio de 2013

Mis ovejas escuhan mi voz - dice el Señor


Sabemos que para los judíos el sábado es un día sagrado, por tanto no se puede realizar ninguna actividad material; el día sábado está dedicado al descanso y al culto a Yahvé en la sinagoga. Esta práctica motiva a los fariseos a escandalizarse por quebranto la Ley; por el hecho de ser sábado, más no por el acto de coger unas espigas. Por tanto Jesús responde fundamentado en las Escrituras, enseñando que hay algo más importante que las practicas. No habéis entendido que “Aquí hay uno más que el templo” cuando comprenderemos efectivamente este lamento. «Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio" Nuestro Señor Jesús quiere que seamos conscientes de lo importante y del orden de las prioridades. Dios, rico en misericordia, nos quiere misericordiosos. En contraposición de nuestra costumbre dar más importancia a las cosas que a las personas. Y no se trata tampoco, que Jesús anule el sábado. Él pone al ser humano por encima de la Ley y del culto. Y quiere recuperar su verdadero significado: garantizar la justicia, la misericordia y el derecho como aspectos importantes para la convivencia humana.

Actualizando los fundamentos de nuestra fe que debe apoyarse en nuestro Dios y no en lo material, siendo Jesucristo quien nos liberó de toda opresión que atente contra nuestra dignidad. Es por tanto necesario esforzarnos para creerle y obedecerle, para recibir su gracia y vivir conforme a su santa voluntad. Sin embargo el mundo no piensa lo mismo, si miramos nuestras leyes civiles, podemos encontrar que muchas no por ser leyes, son en todo su contenido, buenas y concordantes con la misericordia y el restablecimiento de la dignidad del hombre. Tampoco es ajeno a nivel eclesial, cuando se conservan tradiciones y normas que son instrumentos de opresión, deshumanización y que motiva diferencias de clases sociales, donde se prefiere a quien no necesita y al desfavorecido se le mira con desdén.


jueves, 18 de julio de 2013

Soy el que soy - Yahveh


La primera lectura continúa el relato vocacional de Moisés. En la sagrada Escritura encontramos el nombre de Dios, el único que crea, sostiene, llama y envía." Si ellos me preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?. Dios dijo a Moisés: «"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: "Yo-soy me envía a vosotros."» y pronuncio su nombres con cuatro consonantes “YHWH”. El caso es que la lengua hebrea se escribe sin vocales. No hacen falta. Las pronuncian, pero nunca las escriben. Algo parecido a nuestra manera de escribir los nombres de las ciudades en los tiquetes de avión, se escribe BOG. MED. Pero se lee Bogotá, Medellín, etc. En hebreo se escribía el nombre Dios así: YHWH, cuatro consonantes y ninguna vocal, pero todos conocían la pronunciación. Pero por respeto al nombre divino y a que algunos rabinos empezaron a enseñar que pronunciarlo acarreaba un castigo eterno, la pronunciación de YHWH cayó en desuso. Al llegar a esa palabra, se inclinaba la cabeza, se hacía una pausa y se proseguía con la lectura. Es de verdad un ejemplo muy hermoso de reverencia al nombre de Dios. Pero, con el correr de los años por no pronunciar YHWH, se olvidaron de cómo se pronunciaban las vocales de esa palabra y, cuando quisieron recuperarlas, no sabían cuáles eran.

Por tal caso, entre los siglos VI y X, DC. Introdujeron las vocales en la Biblia hebrea de la palabra "Adonai", que quiere decir "Señor", y las intercalaron en YHWH. La palabra resultante es imposible en hebreo, pero servía de freno para que nadie pronunciase el Nombre Sagrado. Para no cansar, así fue cómo, más tarde, alguien creó la palabra ficticia “Yehovah”.

Por la “Tradición Elohísta”. Usando las letras de la palabra hebrea "Elohim", en nuestras biblias “Dios” y, por eso el significado de YHWH es "Yo Soy", “El Existente por sí mismo”. Los expertos dicen que la raíz de esta palabra es un verbo, HYH, que significa "ser", con el matiz de duración, algo así como "el que será porque es". Transcrito: YHWH por Yahweh, Yahveh o Yavé, que son las formas admitidas hoy día por los hebraístas.

El nombre de Dios misterioso, siempre mayor, siempre inaprensible para nosotros, es a la vez el hombre Jesús, el Cristo que nos mira y nos invita a descansar con Él: “Venid a Mí los cansados y agobiados...” y a cargar nuestra cruz “mi yugo es llevadero y mi carga ligera.» yugo y carga, palabras que se utilizaba para referirse a la Ley de Moisés, que con el paso del tiempo se había sobrecargado de minuciosas prácticas insoportables (cfr Hch 15,10) y, a cambio, no daba paz en el interior, en el corazón.

Nuestro Señor Jesús nos invita a examinarnos, en que o en quien estamos poniendo nuestros agobios y nuestros descansos. En quién y cómo busco refugio y alivio. Si estamos cargando nuestra cruz. Interrogantes necesarios para nuestra vida católica. Jesús propone la mansedumbre y la humildad, criterios esenciales para ir en pos de Él. Sabemos que el camino angosto propuesto por Jesús es difícil e implica sacrificio, entrega, persecución y martirio, a la vez es esperanza, puesto que Él mismo se ofrece como alivio y consuelo para los que han asumido con radicalidad la cruz, no como sumisión sino para llenar de sentido salvífico y liberador el sufrimiento humano que emana del anuncio del Evangelio. La misma reflexión para mirar si estamos cargando yugos o cargas no llevaderas y que no hay nadie que pueda ayudarnos – puesto que es una relación del hombre directamente con Dios.

miércoles, 17 de julio de 2013

Has ocultado estas cosas a los sabios


Dios conoce la intención de las personas y se hace el encontradizo, así es que escoge a Moisés para una misión; Dios conocía su interior y lo envió a cumplir una de las misiones más conocidas y comentadas por la importancia para el pueblo de Israel. Y para empezar Dios quiere sentar precedentes, allí donde Él hace presciencia es “tierra sagrada” Se identifica como persona y no como un fantasma: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob.» también, que cuando la persona se dispone a servirle, “Dios está con él”. Moisés por su parte siente reverencia de acuerdo a su heredad de respeto que el pueblo de Israel sentía por Dios. Procura no verle la cara a Dios para seguir vivo. Se dispones a escuchar, obedece consiente de sus limitaciones y antecedentes. El misionero tiene la garantía que Dios estará con él.

El pasaje de hoy es una oración y una revelación, para nosotros los cristianos es la mejor revelación que pueda haber de quien Jesús llame “abba” Padre. “Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla” nadie puede superar la sabiduría de Dios, precisamente porque El conoce la rectitud de conciencia de sus creaturas. Por su parte nuestro Señor Jesús quiere glorificar al Padre por esta determinación de dar a conocer los misterios divinos a personas de intención recta, de personas sin dobleces por intereses mundanos.

Me viene a la mente, otro pasaje donde el Señor nos dice que es muy difícil que un rico entre al cielo (cf.Mc.10, 25), la persona que pone todo su interés en lo material, aquel que piensa solo en el cómo voy yo, que gano yo, que beneficios saco para mí, es una persona que no es hábil espiritualmente para escuchar, obedecer y servirle a Dios. Lo espiritual viene al espíritu por el Espíritu Santo, lo material viene de lo físico y para lo material. Lo espiritual no está contenido en lo material, por tanto no está sujeto a la materia. El Espíritu sopla donde quiere y como quiere, (cf. Jn.3, 8) Dios está en todas partes, pero no es contenido de la materia. Es por amor a nosotros que Dios nos participa de sus riquezas y llegamos a percatarnos de ellas por medio de su ciencia, no por conocimiento humano. Podemos leer la Biblia y algo más, podemos oír o asistir, sin embargo lo leído, lo que oímos y la participación no nos diga nada, hasta tanto no nos volvamos dóciles a la divina infusión y obedientes a la voluntad de Dios.


martes, 16 de julio de 2013

Sodoma será juzgada con menor dureza


“¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno.” Somos responsables de nuestros actos. Por nuestro pecado hasta llegamos al rechazo a las obras buenas y le damos libertad a lo malo; esta tan torcida es nuestra conciencia que llegamos incluso a rechazar las intervenciones a nuestro favor, quien acuda en nuestra defensa no en todos los casos es bien visto. También, Dios hace milagros, todos los días, cuantas cosas buenas para nosotros, sostiene nuestra existencia... y sin embargo, nuestra correspondencia es la indiferencia, la ingratitud; nos invita al cambio y nosotros más nos internamos en la oscuridad; quiere educarnos para el crecimiento espiritual y nosotros preferimos quedarnos enconchados en nuestra carne para satisfacción ilusoria de nuestros sentidos. El Espíritu Santo quiere dotarnos de sus dones especiarme del discernimiento para diferenciar el bien del mal y nosotros preferimos la tentación. En vez de escalar con la luz, preferimos descender en la oscuridad para tratar de ocultar nuestras faltas. Muchos preferimos continuar siendo como piedra en el rio, que por más agua que las cubra, por dentro continúan completamente secas.

El mensaje que el Señor nos trae a todos es el mismo de siempre, el anuncio del Reino de Dios todopoderoso en nuestro corazón y la invitación a la conversión, al cambio de pensamiento y de actos, a dejar los vicios de pecado y optar una actitud de oración y de servicio por amor; a dejarnos amar por Dios, para poder amar nuestros próximos y a nosotros mismos; puesto que nadie da de lo que no tiene, nadie puede amar a quien no conoce, nadie puede hablar de lo que no sabe y nadie puede salvarse por si mismo. Todos podemos cambiar cada día, por perfectos que nos creamos; al examinarnos encontramos heridas, desobediencias, faltos de crecimiento espiritual, pecados por pensamientos, actos, palabras o por omisión. Y por malos que nos creamos todos tenemos algo de bueno y la capacidad de contrición. Porque hemos sido creados para amar y ser amados; de ahí que la falta de amor sea la causa de todos los males del mundo actual. El amor de Dios siempre es y será más poderoso que el mal que impreca el maligno. Por el amor que Dios siente por la raza humana, tendremos que sufrir la gran tribulación del fin del mal.

Hoy en la celebración del día de la evocación de la santísima Virgen en el monte Carmelo, pidámosle su intercesión y su aparo con una salve…


lunes, 15 de julio de 2013

Quien pierda la vida por mí, la conservará


El pasaje del Evangelio podemos encontrar una paradoja de la fe. El enfrentamiento con los más próximos. (“Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn.12, 32). Cuando no entendemos quién es Jesús, el Señor, y no lo percibimos como el Maestro de la comunión. Seguir a Cristo implica ver las cosas desde otra óptica, lo que antes era seguridad para nosotros, ya no lo es; porque nuestro vivir se fundamente en el misterio del amor. Ya Cristo supera nuestros intereses por nuestras propias seguridades. Y ya es posible la vida en comunidad, porque Cristo es nuestro Rey amado por todos y que convive con nosotros.

Con Jesús podemos volver a entender los lazos familiares que en muchos casos nos han mantenido en una común mediocridad. Mientras vivamos oprimidos por el pecado, poniendo nuestro interés solo en lo material, surgen solo rencores, incomprensiones, egoísmo, individualismo, que impiden el ejercicio de las bienaventuranzas, la fraternidad y el mandamiento del amor. Por tal es momento romper costumbres o vicios antiguos, dentro del círculo familiar o social, para mirar con nuevos ojos a los que nos rodean y así comenzar a amarlos verdaderamente.

Quiere Jesús declarar su divinidad cuando pide que se le prefiera a él antes que a aquellos que amamos y de lo que más amamos. Pero ese sacrificio no es para nosotros una pérdida, sino una verdadera ganancia, porque nos liberamos y conquistamos así nuestra propia persona y a los nuestros. Porque ya no somos jefes ni nos sentimos subyugados, es el vivir el mandamiento del amor que nos habilita para permanecer y perseverar en la voluntad de Dios.


sábado, 13 de julio de 2013

Temed ante todo al que puede hacer perder alma y cuerpo en el infierno.


Enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón” - en la caverna del campo de Makpelá, enfrente de Mambré, en el país de Canaán, la que compró Abraham como propiedad cementerio. Para esta familia nómada y exilada en Egipto, es la única propiedad que la familia posee en esa tierra que Dios prometió... un campo, cerca de Mambré, para enterrar sus difuntos. Porque la tierra prometida es el cielo.

Viendo que su padre había muerto, los hermanos de José se dijeron: «¿A ver si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el daño que le hicimos?» pensaban que su perdón se debía a su anciano padre. Pero José quiere que comprendan lo esencial, la capacidad de soportarse entre sí, hasta el perdón recíproco. Al respecto nos dice el Señor: «Todo reino dividido contra sí mismo, perecerá» (Mt 12, 25) por tanto José dice: “No temáis. ¿Acaso estoy yo en lugar de Dios? El mal que vosotros pensasteis hacerme, Dios lo pensó para bien a fin de cumplir lo que hoy se realiza: Salvar la vida de un pueblo numeroso”. El perdón no es por razones humanas o sociológicas, su fuente está «en Dios». “Pero donde abundo el pecado, sobreabundo la gracia” (Rom.5, 20) también nos dice san Pablo: "No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence el mal con el bien." (Rm 14, 21).

Al estar en la gracia por don divino, está la presencia y el poder de Dios.No (les) tengáis miedo. Son palabras del Señor, las cuales deben resonar en nuestros oídos. Jesús busca discípulos con capacidad de amar; humildes, pero no miedosos; sencillos, pero no apagados; mansos, pero no temerosos. Quiere discípulos movidos por el amor. No hay que temer a la calumnia que pretende opacar la verdad; pero esta se abrirá paso. “Temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo” el pecado lleva a la desgracia eterna.

No tengáis miedo“. Para hacer el bien, esta es la razón que animo a los discípulos a la audacia del anuncio. El bien en sus distintas manifestaciones, pero en especial el deseo de la salvación de todas las almas, el bien espiritual, el bien eterno. El discípulo de Jesús también puede correr con la misma experiencia de ser incomprendido, soportar las dificultades o la persecución. Fue el destino del Maestro y el discípulo no puede esperar mejor suerte. Observemos que la historia nos muestra cambios en las distintas manifestaciones de la humanidad; pero la oposición a la salvación de las almas, siempre ha tenido un autor con los mismos propósitos y en todos los tiempos y que se vale de lo que sea para tratar de impedir la acción apostólica, a este autor hay que llamarlo por su nombre: es el autor del engaño y la mentira, el “diablo” Lucifer. Pero el peso recae en nosotros al vivir en pecado o caer en pecado. El pecado nos aleja de Dios. Y cuando no está Dios, nuestra batalla fracasa, porque nuestras propias fuerzas son insuficientes.


viernes, 12 de julio de 2013

El Señor es quien salva a los justos


Continuando con el capítulo 10 de san Mateo, "capitulo misionero". El cumplimiento de la misión, aparte de dificultades, implica entrega generosa sin interés; con la confianza de la presencia del Espíritu Santo; y la sencillez por la humildad, para optar una postura adecuada para llegar a la gente; con sagacidad para discernir el bien del mal. Porque es un misterio de amor por la fe, por el convencimiento y la esperanza de la vida eterna para todos. Sin esperar vanaglorias, a sabiendas que la obra no es de hombres o por capacidades humanas, sino que es una intercesión, pero quien hace la obra es el Espíritu Santo. Y para esta labor nunca se agotaran las personas en quien quiera Dios ir a salvar. Porque somos hechura de su creación, somos espíritu con alma a quienes Dios nos ha dotado de un cuerpo mortal de barro, como soporte para el trascurrir en la prueba por este desierto, para alcanzar la tierra prometida. Lo que si tiende a mermar es quienes quieran comprometerse, no por el hacho de cumplir sino porque es un sentimiento de su alma, un impulso de su espíritu movido por la gracia de Dios.

Es para la misión, muy importante la fe verdadera, la cual no se nos da sino como un don, no se aprende por la sola razón, es providente en la medida de nuestro reconocimiento y fidelidad a Dios, porque es Dios que actuara atreves de quien tenga fe. Encontramos como ejemplo que los primeros seguidores del Señor carecían de una fe madura; en muchos casos hubo personas con mayor fe que ellos, (cf.Mt 8,26; 14,31; 16,8; 17,20;…). Debido a que ellos creían que Jesús era quien los llevaría a la victoria contra el sometimiento de los romanos. No se daban cuenta que de lo que serían liberados era del mal peor, de la esclavitud al maligno por vivir encadenados al pecado.

Sin embargo el Señor les dice, (nos dice): “Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo cuanto os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” Mat 28:19-20). Motiva su permanencia por el amor y porque no somos de este mundo: “el mundo los ha odiado porque no son del mundo, lo mismo que yo no soy del mundo. No pido que los saques del mundo, sino que los guardes del Maligno” (Jua 17:14-15). Demos gracias a nuestro Señor Jesús que intercede por nosotros: "Te doy gracias, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los sencillos" (Mat 11:25)


jueves, 11 de julio de 2013

convertíos y creed en el Evangelio


Me llama la atención la misión del anuncio del Reino, los poderes que reciben los misioneros y la austeridad con que debe asumiese. La obediencia misionera como reflejo de la misión que el Hijo del Padre ha venido a cumplir conforme a la voluntad del Padre. Los poderes que han de poderse administrar y la gracia que ha de alcanzarse para obrar con fe y que son providentes y que no son poderes humanos. Y que el misionero debe tener la particularidad de ser austero; puesto que desde las comodidades no se puede llegar a fondo a las condiciones del más necesitado; y que al ir perdiendo comodidades, pueden impedir el cumplimiento de la misión.

El Reino de los Cielos está cerca” tan cerca que Dios quiere que le permitamos Reinar en nuestro espíritu y nuestra alma. “Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, sanad a los leprosos, expulsad los demonios”. ¿Porque hoy no se curan los enfermos? Y si eso ocurre, son casos muy aislados. Precisamente por la carencia de fe, lo que corresponde a la falta de reconocimiento de Dios y de lo que puede hacer; también, a la falta de reconocimiento de cómo y quienes somos nosotros. Mucho más lejos queda el “resucitar a los muertos” y “expulsad los demonios”. Motiva nuestra incapacidad la atención que ponemos a este mundo materializado nos impide aceptar que Dios Reine en nuestro interior, porque el cuerpo de barro esta tan fortalecido que forma como una coraza que encarcela a nuestro espíritu y nuestra alma. Por tanto el crecimiento espiritual es precario.

Gratuitamente lo recibisteis, dadlo gratuitamente” Me parece que esto se cumple solo en parte, porque prima nuestro interés. Una cosa es cobrar para asegurarse su porvenir y otra conformarse con lo que se nos ofrece como compensación, por bondad, conforme a capacidades. De tal manera que valen también para nosotros las consignas que dio nuestro Maestro Jesús; son reflejos de las bienaventuranzas: humildad, espíritu de pobreza, actitud de paz, aceptación de las persecuciones.

Los mismos maestros de la Ley tenían la obligación de no cobrar por sus servicios y vivían de lo que les daban. Desde su nacimiento hasta su muerte observemos la pobreza tan grande de Jesús siendo creador y todo poderoso. Qué ejemplo tan grande, incomprensible para nosotros. (Mt 8,20). Jesús insiste en no llevar provisiones como una manera de predicar con el ejemplo la confianza en el Padre: porque su Reino se ha acercado, y él cuida de sus mensajeros que le sean fieles.


miércoles, 10 de julio de 2013

Vayan más bien a las ovejas descarriadas


En la primera lectura encontramos fragmentos de una historia muy bella, la viada de José. Este pasaje nos muestra que su actitud es de perdón y acogida. Nada de venganzas, ni reclamos y menos reparación por daños y perjuicios. Aunque tenía el poder y los visitantes no tenían ningún tipo de protección. Pero el perdón a su familia esta primero, por tanto no le invade ningún tipo de rencor. Pasa por encima de las leyes que lo amparaban para obrar. Ojala nos sirviera para meditar sobre nuestras leyes de hoy que aunque sean leyes, no por eso todas son buenas ni todas sirvan para edificar la justicia y la dignidad del hombre que lleve a la paz.

Y el pasaje del N/T. nuestro Señor Jesús, da recomendaciones concretas a los doce “Id y predicad: «El Reino de los Cielos está cerca”. Lo que se diferencia a lo reinos de este mundo y del reino del “príncipe de este mundo”. Para resaltar estas diferencias el Señor les da a sus discípulos la potestad para expulsar a los espíritus del mal y para curar todas las enfermedades y dolencias de los que acojan con fe el mensaje de la buena nueva. Este envió como cumplimiento de la misión del Hijo y del Espíritu Santo según la voluntad de Dios Padre. Para que “extendieran la Iglesia y estuvieran al servicio de ella como pastores bajo la dirección del Señor, todos los días hasta el fin del mundo” (C. Vat. II, Lum. gent. 19).

Se establece en forma muy clara la diferencia que hay entre curar enfermedades y dolencias, por desórdenes y constituciones. Y el hecho de expulsar espíritus a los que por vida de pecado y actos contra el primer mandamiento, los han permitido. El discípulo es llamado con nombre propio y tiene una vinculación personal con el Señor. Es una unión especial puesto que recibe el poder de hacer lo mismo que vino a hacer el Señor, liberar y sanar. Lo recibe de quien nos ama, nos sana, nos libera y nos protege. Por eso el discípulo comprometido tiene la responsabilidad de ser testigo, a imitación de “Jesucristo, el testigo fiel”; con sus actitudes, por amor y por cumplimiento de la voluntad del Padre, “que todos se salven y que nadie se pierda”.

Testimonio – lo más convincente en nuestro presente es la atención a las personas, como desarrollo integral del hombre. “Estas acciones, que contrastan profundamente con el egoísmo presente en el hombre, hacen surgir unas preguntas precisas que orientan hacia Dios y el Evangelio. Incluso el trabajar por la paz, la justicia, los derechos del hombre, la promoción humana, es un testimonio del Evangelio” (Juan P.II).



martes, 9 de julio de 2013

Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen.


Hoy celebración: - El 9 de julio de 1919, las autoridades civiles y religiosas (Msr. Herrera, Arzobispo de Bogotá y don Marco Fidel Suárez, Presidente de la República) coronaron solemnemente a nuestra señora de Chiquinquirá como Reina de Colombia.
Hacía el año 1563 Don Antonio de Santana jefe español del pueblo de Sutamarchán lleva a la Capilla de su pueblo una imagen que por medio del hermano dominico Andrés Jadraque ha mandado pintar en Tunja al pintor Alonso de Narváez.

La pintura fue realizada sobre una tela de algodón de procedencia indígena, media 44 pulgadas de alto por 49 de ancho, Alonso de Narváez usó colores al temple, realizó una imagen de la Virgen del Rosario con el Niño Jesús, y a los lados puso al Apóstol San Andrés y a San Antonio de Padua.

El cuadro fue ubicado en la capilla que poseía don Antonio en sus aposentos de Suta, estuvo allí durante más de una década, pero la capilla tenía el techo de paja, lo que provoco que la humedad deteriorara la pintura hasta dejarla completamente borrosa.

Tras la muerte de Santana, su viuda, se trasladó a Chiquinquirá, hacia el año 1577-78. La imagen fue llevada a ese lugar, pero se encontraba en tan mal estado que fue abandonada en un cuarto, habitación que tiempo atrás había sido usada como oratorio.

Al comenzar el año 1586, se estableció en Chiquinquirá, una piadosa mujer, María Ramos, nacida en Sevilla (España), esta señora de oficios domésticos limpio el deteriorado cuadro.

El día 26 de diciembre de 1586, María salía de la capilla, cuando pasó frente a ella una mujer indígena llamada Isabel y su pequeño hijo. En ese momento Isabel grito a María "mire, mire Señora..." Ella dirigió la mirada hacia la pintura, la imagen aparecía rodeada de vivos resplandores, prodigiosamente los colores y su brillo original habían reaparecido, los rasguños y agujeros de la tela habían desaparecido. Con tan maravilloso suceso se inició la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Las gentes acudían de todas la regiones y la Madre bendita comenzó a obrar curaciones y conversiones en favor de devotos. El milagro más frecuente que la Virgen de Chiquinquirá hace a sus devotos es la de la Conversión, que dejen su vida de pecado y empiecen una vida como Dios la desea. "A quien Dios quiere hacer muy santo, lo vuelve muy devoto de la santísima. Virgen" (San Alfonso).

Oración: "Virgen del Rosario, Reina de Colombia, Madre nuestra! Ruega por nosotros ahora. Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios, rencores y la reconciliación de todos los hermanos. Que cese la violencia, que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica. Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad. Te lo pedimos a ti, a quien invocamos como Reina de la Paz. Sé para nosotros puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que juntos podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo". Amén.

lunes, 8 de julio de 2013

Dios mío, confío en ti.


Si para Jacob, fue un sueño significativo, creyó y fue fiel a Dios. Nosotros también por nuestra religión soñamos poder reconocer a nuestro Dios, para muchos lejano y escondido, cuando está más cercano de lo que nos podemos imaginar. Hace comunión con nuestro espíritu y nuestra alma, si confiamos, si somos fieles y estamos reconciliados con Él. Como podemos darnos cuenta, es que carecemos de la fe mínima, todos creemos que existe Dios, pero no todos le obedecemos; apenas llegamos a tener chispazos de fe y de obediencia. La historia nos muestra como Dios, cumple sus promesas, y que no hace diferencias, a pesar de los desvíos del pueblo de Dios. Y en nuestro tiempo, igualmente, cumple sus promesas a pesar de nuestra vida de pecado, ¿cómo es que no llegamos a comprender el inagotable amor de Dios para con todos nosotros sus hijos? El Señor no cesa de mostrarnos lo sobrenatural, en este caso la resurrección y la sanación. Pero en cada uno se manifiesta de diversas maneras, pero que por nuestra ceguera espiritual no lo reconocemos. Este sueño de la primera lectura, ya se ha cumplido en Jesús. En su persona, “el Pan bajado del cielo”, ha descendido por esa interminable escalinata que une el cielo con la tierra. Dios que ha venido a quedarse con su pueblo.

En los versículos del Evangelio de hoy, encontramos dos milagros que muestran, una vez más, la necesidad de la fe para recibir las acciones salvadoras de Dios. Para enseñarnos el alcance y el valor de la fe, y nuestro encuentro personal con Él. Lo que para el hombre es imposible, para Dios es posible. Vino a tocarnos físicamente, vino a restaurarnos, a rescatarnos y a encaminarnos por la ruta que lleva a la escalinata para la vida. Jesús ha venido a quedarse con nosotros en forma prodigiosa y espiritual, para obtener de Él, la amistad definitiva, la sanación, la liberación, la protección; no muy bien entendido porque solemos dar como verdad y merito solo lo que perciben nuestra vista carnal.


sábado, 6 de julio de 2013

Alabad al Señor porque es bueno


En la práctica muchas costumbres o normas, nos ayudan a comprender como funcionan otras; pero que se hacen improcedentes cuando se cambia su filosofía, cundo no llevan a una edificación de la dignidad humana, con justicia y amor. Cuando no van con la aprobación de Dios para su alabanza, agradecimiento y para su gloria. Todos nuestros actos, como hijos de Dios deben ser y ofrecer para dar gloria a Dios, por medio de la obediencia, la fe, la esperanza y la caridad. De manera que: la presencia del novio en nosotros su iglesia, nos produce alegría, fiesta, libertad, que están por encima de cualquier práctica o norma religiosa.

Piezas de paño nuevo y húmedo u odres nuevos, significa el nuevo Reino que ha venido a traer nuestro Señor Jesús, que va a renovar todo, pero sin dañar lo antiguo, sino para reparar y renovar lo viejo. Es dejar un poco las prácticas sin razón y que no llevan a un fin apropiado; para dar paso a las transformaciones que propone Dios en todos los tiempos. Para que todo tenga un sentido trascendente, actual y una razón concordantes con la divina voluntad. Ahora bien, no se trata de abolir lo antiguo por ser viejo, se trata de una renovación para que contengan el verdadero sentido.

La iglesia se ha preocupado por la renovación para un mejor entender, para estar a la vanguardia en los tiempos; sin cambiar la esencia. “la Esposa unida a su Esposo; unida, porque vive su vida; unida, porque participa de su triple misión… Unida de tal manera que responda con un “don sincero” de sí al inefable don del amor del Esposo, Redentor del mundo. Esto concierne a todos en la Iglesia, tanto a las mujeres como a los hombres, y concierne obviamente también a aquellos que participan del “sacerdocio ministerial”, que tiene el carácter de servicio. En el ámbito del “gran misterio” de Cristo y de la Iglesia todos están llamados a responder —como una esposa— con el don de la vida al don inefable del amor de Cristo, el cual, como Redentor del mundo, es el único Esposo de la Iglesia”(Juan Pablo II)



viernes, 5 de julio de 2013

No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios.


El pasaje de hoy nos ilustra sobre la vocación y la obediencia; por el imperativo, “Sígueme”. Nos está indicando que Dios ve en sus criaturas los contenidos de sus alamas, sus intenciones, su rectitud, su obediencia y les llama a servir, a cumplir una misión, que ha de ser más importante de lo que hace en ese momento. También nosotros como seres creados por Dios, por filiación bautismal somos hijos de Dios y por tanto hermanos de todos; de manera que cambiando la manera de pensar y de actuar, también nosotros seamos merecedores de la mirada del Señor y la escucha del “Sígueme”. De Él recibiremos la gracia de mirar como mira él y de actuar como él actúa, para dar testimonio de vida con el cumplimiento de la misión encomendada.

Para cualquiera de nosotros podía ser inaudito, dejar un trabajo que ofrezca comodidades personales y para su familia. Para el hombre de hoy no resuena en su interior, aquella respuesta del Señor, cuando quiso el demonio tentarlo, «No sólo de pan vive el hombre». Quizás ya hemos optado por la fama, por el poder o por el tener. Tentaciones que a diario nos propone el maligno. Por nuestra pérdida de la percepción del hambre de la Palabra para vivir prodigiosamente por encima del hambre del pan que nos alimenta y de las aparentes comodidades. Nos preocupamos por aprender lo que contienen las cátedras escolares, que es muy importante; pero se descuida lo que es superior, lo necesario para el buen vivir y lo esencial para la trascendencia.

Si el Señor come con los pecadores. A la vez que nos dice: “No son los sanos los que necesitan del médico sino los enfermos.” (Mt 9,12) No es una elocuencia al pecado ni una justificación al pecador. Es un medicamento divino y nuevo que se nos ofrece; es el amor, el perdón, la fraternidad. Como referencia, hoy es admirable las actitudes de Francisco, nuevo papa expectante, que el Espíritu Santo ha reservado para su Iglesia. Cuando hace el lavatorio de pies a unos que para nuestra cultura no cala. Y a propósito de lo que debemos saber, les invito a leer su primera encíclica “Lumen Fidei” donde resalta la urgencia de "recuperar el carácter luminoso propio de la fe" que es capaz de "iluminar toda la existencia del hombre".
Publicada hoy: http://www.aciprensa.com/pdf/lumenfidei.pdf 


jueves, 4 de julio de 2013

Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida


Que concordancia podemos encontrar en la primera lectura y el santo Evangelio, la fe, la obediencia a Dios, la misericordia y el poder de Dios. Cuando leemos estos pasajes vienen para muchos como fabulas, como una de tantas presentadas en los medios, que se repiten hasta el acondicionamiento de la mente especialmente de los niños. De tal manera que para tantos, las lecturas sagradas no digan nada, puesto que la mente está acostumbrada a lo irreal, de manera que quien lee o escucha la palabra de Dios, con actitudes ya preconcebidas, no son capaces de reconocer el poder de Dios que actúa en cada quien y en todos los tiempos.

Admirable y ejemplarizante la fe y la obediencia a Dios; de paso, la fe y la obediencia van de la mano. Gracias a estas características especiales de Abrahán, Dios en esa época, continúo su plan de salvación de la humanidad. Cuando Abrahán expresa “Dios proveerá…” nos está mostrando a nosotros que en Dios si se puede confiar, como siempre él lo hizo; hizo vida lo que después dirá el Evangelio: “gratis lo recibisteis, dadlo gratis”. Por eso, aunque no entiende, ni comprende… confía. No se reserva a su único hijo legítimo, obedece y confía porque sabe que Dios cumple sus promesas. Lo que traduce para nosotros, que también debemos confiar en Dios, aceptando su divina voluntad y por medio de la oración, pedirle la gracia para vivirla.

Así como aconteció con el paralitico que fue perdonado de sus pecados que le tenían paralizado su espíritu e inhabilitado físicamente. Nosotros también debemos permitir que el Señor nos perdone, ¿Cuánto? No importa. Dios es el único que perdona y nos da la gracia para perdonar a nuestros semejantes, y Jesús por medio de estos testimonios, quiere demostrarnos que Él es “el que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29). Para que nos pueda salvar, nos pueda sanar, porque es el Dios de la vida y nos pueda proteger, porque nos ama intensamente, a cada quien de manera personal. Aunque de por medio haya intereses materiales, políticos o religiosos; aunque se opongan ilustrados, famosos o poderosos, que quieran indicarnos lo contrario. Aunque haya críticas, oposiciones o persecuciones, “llegará el día en que incluso los maten y crean que están dando gloria a Dios”(cf. Mt.24, 4-14) No obstante en el único que debemos confiar es en el Señor de la vida, de la verdad y el camino a la trascendencia.


miércoles, 3 de julio de 2013

Señor mío y Dios mío


Hoy es la fiesta de Santo Tomás. Uno de los doce apóstoles de Jesús. Bendito y alabado sea Dios, que nos has dado el don de la fe, si al hombre, por el pecado le fue retirada la ciencia infusa, es decir la sabiduría divina; nos has predispuesto a la fe. Con ella se puede llegar a lo que llamamos imposibles y a la seguridad de lo inseguro. Ella por así decirlo es los ojos del alma, por esta visión sobrenatural vislumbramos más allá de lo natural. Sin ella nos perdemos de la bienaventuranza, “felices los que creen sin haber visto”. La fe se apoya en los signos, y los signos se comprenden solo con los ojos del alma. La fe se incrementa con la visión de los hechos sobrenaturales. Es decir es ver, reconocer y meditar las obras de Dios. Para el creyente en principio puede ser un entusiasmo, pero que luego va desapareciendo para dar cabida a la duda y a la confrontación, pero más tarde a medida del crecimiento espiritual se ve en forma real y que llena de luz su alma.

Santo Tomas, apóstol controvertido, figura de los que dudan, sus intervenciones nos indican que era un hombre pragmático, no cree fácilmente y todo lo cree a consecuencia de. A nosotros no pasa igual que a Tomas, o mejor peor. En casos le creemos con más facilidad a personas, que a Dios. Cuanta facilidad para creer en lo que vemos, pero cuanta dificultad para ver y entender lo sobrenatural; quizás se lo achacamos a lo fortuito, a la naturaleza o alucinaciones.

Esta actitud de Tomas, (llamado también Dídimo - apodado el mellizo), se repite en varios pasajes, “Vayamos también nosotros y muramos con él” (cf.Jn.11, 16), cuando en la última cena dice: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podremos saber el camino?” (Jn.14, 5). Y conforme al pasaje de hoy, cuando le cuentan el anuncio de la resurrección de Jesús, para él es inadmisible que Jesús se haya hecho presente, si él sabe que lo han metido en una sepultura, por lo tanto dice: "Si no veo en sus manos… y meto mi dedo en… y meto mi mano en su… no creeré"; sin embargo, ocho días después, Tomás ve a Jesús con los ojos mortales, reconoce que El Resucitado es el mismo que el crucificado. y el Señor le arranca de su interior la frase que nosotros repetimos en la consagración, al ver las especies, pero que con los ojos del alma sabemos que su sacrificio es real y presente, puesto que lo de Dios es un eterno presente: “Señor mío y Dios mío”… El Señor quiere enseñarnos como debe ser nuestra fe; que es cosa diferente a sentirnos buenas personas, por asistir a los diferentes actos de la iglesia.


martes, 2 de julio de 2013

Increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma


Dándonos cuenta que están sucediendo cosas que no pertenecen a la normalidad, porque no creemos y confiamos en el Señor? ¿Siendo Dios quien ha hecho lo visible y lo invisible, porque nos confiamos en Él? Todo es posible para Dios: “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios. (Luc 18:27) a simple vista nos falta la fe; pero sobre todo, queremos confiar solo en nuestras fuerzas o conocimientos, por soberbia. Esta lacra del hombre corroe e impide la cercanía de Dios, nos impide ir a su encuentro, más bien huimos, nos sentimos desnudos y con deseos de refugiarnos en la oscuridad, para que no nos vean. Al tiempo que el mundo nos ofrece escapes, relativos; medios para distraer, pero que son pasajeros porque sin Dios no hallaremos la paz.

Nuestra vida pasa por calmas y tormentas. En las calmas, comemos y bebemos, nos bastamos solos y emprendedores, no necesitamos ayudas y se forma en nosotros una cultura individualista. Pero cuando sobrevienen las dificultades cuando se agita nuestro mar, pensamos que el Señor duerme y que tenemos que valernos por nuestras fuerzas. Es porque el hombre pretende ser dios sin Dios. Eso mismo le ocurrió a “Lucifer” quiso ser dios sin Dios; y eso quiere infundir en todas las almas, por carencia de Amor.

Como conclusión, por fe, por amor, confiando, debemos tener un encuentro personal con nuestro Señor Jesús. No solo por momentos, sino a lo largo de nuestra existencia, teniendo conciencia de su cercanía, pero por amor y con amor y Él bendecirá nuestra cotidianidad y calmara nuestro debatir en nuestro mar agitado; Él es la única barca de salvación, en la que cabemos todos y a la que debemos recurrir. Es la experiencia del Resucitado, que nos exige respuestas de la fe y fidelidad. El Señor prometió, si guardamos todo lo nos ha ordenado: “Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mat 28:20)